La selección celebra un triunfo en la Eurocopa. Efe
La canaleja

Salvaje contra dulce

La Canaleja ·

'La potra salvaje', de la segoviana Isabel Aaiún, retumba en las gargantas del vestuario de la selección española, inspiradora y potente

Jaime Rojas

Valladolid

Sábado, 13 de julio 2024, 08:38

Parecía, el de 2022, un verano más en Santoña, en la sede segoviana en la que se convierte en agosto la casa de mis adorados Julia y Rober, que así dicho todo seguido aparenta el nombre de la actriz de Hollywood, y perdonen la broma ... tonta. En la playa de Berria, un paraíso para surferos y para cualquier persona que odie los agobios en los arenales y ame los largos paseos descalzo por la orilla, Rober reprodujo en el teléfono una canción y me dijo: «Escucha, es 'La potra salvaje' y la canta una segoviana, creo que de cerca de Cantalejo». El resto de la expedición segoviana la conocía y entonaba, mientras yo, clasicorro de mí, estaba en fuera de juego y con la música en otra parte.

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No me había vuelto a acordar de ella, de Isabel Aaiún y de su rompedora potra, de la que asegura que «en el oleaje no pierde el sentido» –no sé yo algún día de bandera roja en Berria, que es mar abierto– y que no quiere «riendas ni herrajes», pero el fútbol la ha devuelto a mi banda sonora y la ha incorporado a la de la mayoría de ustedes que, como es natural, no siguen el mundo segoviano. Ahora retumba en las gargantas del vestuario de la selección española, inspiradora y potente como el desbocado himno italiano, ese que asusta un poco cuando suena al principio de los partidos. Y si en el vestuario salta la moderna potra, en la grada de la hinchada españolita suena después de cada triunfo, que ya son muchos, 'Mi gran noche', de Raphael, porque allí tengo más congéneres y hay más puristas y pocos segovianos.

Mañana los potros españoles tendrán enfrente a los pura sangre ingleses, que mucho din pero poco don, y que en la grada celebran sus victorias, bastante afortunadas, con otro clásico, 'Sweet Caroline'. Salvaje contra dulce. Y estoy convencido de que triunfará lo salvaje, como mi hija Carolina, que lo dulce es poco recomendable para mi delicada glucosa.

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