La porra política

El presidente, aparte de devolvernos el gusto por la comedia y el interés por las tragedias de amor y poder, nos ha empujado a descubrir un juego: la porra política. Hartos de participar en la versión deportiva de este tipo de apuestas, el domingo nos lanzamos en la redacción al asunto. La pregunta era sencilla, de primero de referéndum, para no complicarnos con eventuales giros inesperados: 'se queda' o 'se va'. Matizaciones aparte o votos particulares, insistí a los consultados que las opciones eran dos y solo dos. Y allí nos entregamos a la causa de la participación ciudadana, con un 50% de posibilidades de atinar encuáles iban a ser los designios del pesaroso Pedro, cuando se le pasara su estado mohíno. Los participantes quedamos advertidos que este no era el referéndum de Franco de 1966, en el que los maledicentes aseguraban que el 'sí' era que 'sí se queda' y el 'no' que 'no se va'.

Ganó el 'se queda' por 10 sufragios frente a 8 del 'se va', lo que fue un triunfo solo moral para los acertantes puesto que la porra no era remunerada, que no quisimos jugarnos los euros por respeto a la aflicción y dolor del presidente. Emprendido ya el camino del vicio por la porra política, espero nuevas oportunidades para jugar, por ejemplo, con la pregunta que si Pedro con su decisiónse ha quedado 'entre nosotros' o 'con nosotros'. Hagan apuestas.