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Circulaba en la década de los ochenta un chiste sobre Raúl Alfonsín, aquel presidente de Argentina de bigotón, que por simple provoca una sonrisa. La historia es que llama Ronald Reagan a la Casa Rosada y con su gracejo natural pregunta:
-Hello ¿with whom ... I speak?, que es un 'Hola ¿con quién hablo?'
-Con Alfonsín, responden al otro lado.
-Pues pásame a tu padre, chaval.
No sé si decirles que esto no es un chascarrillo sino que es una anécdota que realmente ocurrió. Pero no puedo asegurárselo porque ya imaginan que en los ochenta estábamos a otras cosas.
Chiste o sucedido real, la situación bien pudiera reproducirse ahora, porque no me digan que no es factible que Biden, el Reagan del siglo XXI, llame al Gobierno y se encuentre al otro lado del aparato a Ione e Irene. Y el entrañable octogenario, tan propenso a los despistes como a las caídas, entable una conversación con las niñas diabólicas de este estilo:
-Hello ¿with whom I speak?, que es un 'Hola ¿con quién hablo?', que habrán notado que es lo mismo que dijo Reagan.
-Con Ione e Irene, que estamos con el manos libres.
-Decid a vuestro papá que se ponga (Ya se lo transcribo en español para agilizar).
-Papá Pablo ya no vive aquí.
-Pues a vuestra mamá.
-Mamá Yolanda está pero ya no nos quiere, respondieron entre sollozos fingidos.
-Pero ¿cómo es posible? a estas niñas tan dulces, dijo Joe en plan abuelo.
-Porque dice que no sumamos, sino que restamos.
-'Mi no comprender' (en spanglish), ya llamaré otro día.
-Igual nosotras ya no estamos aquí, pero mamá tampoco.
Y colgaron al pobre Joe.
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