Pedro Sánchez con Santos Cerdán y Koldo García, en un mitin en la campaña de primarias del PSOE en 2017. El Norte

Las malas compañías

Ante esas cosas feas de sus amiguetes, a Pedro le tranquilizan en palacio con un no te preocupes que eran las malas compañías, que nadie se atreve ni a insinuarle que la mala compañía quizá podía ser él

Jaime Rojas

Valladolid

Sábado, 9 de marzo 2024, 00:27

Defendía mi madre, como todas las madres, que mi problema en la adolescencia eran las malas compañías. Y argumentaba mi padre, como todos los padres, que la mala compañía era yo. En este tira y afloja, clásico y doméstico en las familias de entonces, siempre ... ganaba, para mi tranquilidad, el matriarcado. Después de años de debate familiar, ahora, con perspectiva de tiempo, creo que la mala compañía era la edad.

Publicidad

Cuando lo recuerdo, viene a mi memoria el pobre Pedro, mártir por todos nosotros, sus desagradecidos administrados, y observo como nada en aguas turbulentas, y como es muy resiliente, dicen sus adoradores, traga y traga y nunca se ahoga. Esa resistencia deduzco que le viene de su viaje por las Españas que inició en el otoño de 2016 para recuperar su PSOE. En un utilitario Peugeot 407 –un diésel que ahora sería medioambientalmente incorrecto– y con Koldo a los mandos, y Santos Cerdán y José Luis Ábalos en la parte de atrás para entonar bellas canciones, emprendió una cruzada contra los infieles barones socialistas que le habían defenestrado.

En la primavera siguiente logró tomar el Jerusalén de Ferraz y, justo un año después, la Tierra Prometida de Moncloa, donde aún mora y vive. De ese vehículo que les llevó por el periplo bíblico, han apeado al chófer Koldo y José Luis por la minucia de unas mascarillas, y solo aguanta el aguerrido Santos, cuyo nombre quizá le ayuda a continuar bendecido y en la cruzada.

Ante esas cosas feas de sus amiguetes, a Pedro le tranquilizan en palacio con un no te preocupes que eran las malas compañías, que nadie se atreve ni a insinuarle que la mala compañía quizá podía ser él. Suelta lastre, no sea que venga Feijóo con la santa compaña, pero conserva a Santos, que es un santo varón y además le hace mucha compañía.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad