¿Cómo insultaría un vallisoletano a Óscar Puente?

En esa confusión que al pobre le mantiene atribulado, se le ha ocurrido pedir a sus asesores de cabecera, pagados por todos, que le recopilen esas vejaciones, absolutamente inmerecidas, él que nunca ha matado una mosca a insultos. Y entre los términos que le han dedicado en un centenar de artículos de opinión en prensa escrita se repiten chabacano, faltón, chulesco, macarra, barriobajero y cosas así, relacionadas con sus formas y su singular educación. De ahí otros pasan a definirle con el entrañable bocachancla y los más pedestres le califican como «el mejor mulo de reata» y de cagalindes o mostrenco, vocablos en desuso que alguno de estos de la prensa canalla han resucitado. Y, por supuesto, insultador profesional, que es un nexo común.

Lugar escaso ocupan las ofensas con referencia a su origen vallisoletano. Aquí el centenar de deslenguados han tenido menos producción y tino. Abominable hombre de la Meseta, Trump de Valladolid con estilo torrentiano o actitud de nuevo rico de provincias son algunas descripciones. Flojos y cortos se quedan, porque en su cuna, que es la mía y la de muchos de ustedes, le hubiéramos soltado y escrito un pe-le-le, con entonación en cada sílaba, que es un clásico del terruño. Como puede llegar a ser llamarle siluro del Pisuerga, un pez de envergadura, feo y depredador, tan inapropiado en este río como el ministro en su Ministerio.