Concentración ante la sede del PSOE en Valladolid. Carlos Espeso
La Canaleja

Gibraltar y los comegambas

Cada vez que en Valladolid había alguna concentración en tiempo de Franco el gentío acababa frente al hotel Inglaterra al grito de «Gibraltar español»

Jaime Rojas

Valladolid

Sábado, 18 de noviembre 2023, 12:35

Contaba mi padre en casa, cuando mis hermanos y yo éramos jóvenes influidos por la efervescencia política de la Transición, que «con Franco también había manifestaciones». No lo tomábamos en serio y nos hacíamos de cruces ante lo que parecía una broma o un error ... histórico del jefe de mi pequeña gran tribu. Pero entonces iniciaba el relato para acallar nuestras dudas y decirnos que cada vez que en Valladolid había alguna concentración de gente en actos de afirmación nacional, –así se llamaban, que el término manifestación era tabú– el gentío acababa frente al hotel Inglaterra, en María de Molina junto a la plaza de Santa Ana, al grito de «Gibraltar español». Supongo que los dueños se lo merecían por esa absurda idea que tuvieron de poner el nombre de la pérfida Albión.

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Y cuando la semana pasada contemplé, en vivo y en directo, una de las concentraciones frente a la sede vallisoletana del PSOE, y ya después de media hora con las mismas consignas bajo una pertinaz lluvia fina, no pude por menos que engancharme al móvil y buscar algún nombre británico para sugerirles ir allí y dar un poco de picante a la cosa, que encabezaban Gallardo y Veganzones, un dúo compenetrado porque aquel es adusto y este, risueño.

Me acordé de la cafetería Oxford, un clásico en Claudio Moyano, y, por supuesto, de El Corte Inglés. Y cuando iba a armarme de valor para plantearles mi idea de terminar la concentración con una visita a quienes llevan siglos de usurpación de la roca gibraltareña, pasó un señor a mi lado e increpó a los manifestantes. Le abuchearon y uno de ellos dio un voluntario paso al frente para espetarle un sonoro: «A la mierda, comegambas».

Y ante esa ofensa, mi idea de «Gibraltar español» quedó descabezada, como una gamba a punto de ser devorada.

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