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El librero muestra el ejemplar que vendió a un comprador anónimo por 12.000 euros. Rodrigo Jiménez
Opinión

Gente en chándal

Vestido con chándal compró por 12.000 euros un libro en la Feria de Valladolid y quiero pensar que lo abonó con un fajo que llevaba en el bolsillo mientras paseaba por el Campo Grande

Jaime Rojas

Valladolid

Sábado, 20 de abril 2024, 00:50

Como paseante, más o menos habitual, del Campo Grande acumulo cierta experiencia en observar a otros caminantes, disfrutones de un jardín público y urbano, exclusivo y hermoso. Lentos o a buen paso de prescripción médica, los parroquianos que nos internamos entre su arboleda de castaños ... de indias y plátanos de sombra, de cedros y tejos, arropados por hiedra y flores, recibimos el saludo interesado de las ardillas, las locas de los frutos secos. Y entre nosotros, gente en chándal.

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Así ocurrió que el domingo 24 del mes pasado uno de ellos salió al Paseo Central a la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. En una caseta especializada en rarezas bibliográficas, compró por 12.000 euros una edición de 1981 de la Constitución, con 41 grabados de los mejores artistas de la época. El precio era 15.000, pero tras un oportuno regateo consiguió que se lo dejaran en esa docena de miles de euros. Facilidades, incómodos plazos y financiación le ofreció el vendedor, pero quiero pensar que lo abonó a tocateja y que llevaba el dinero a buen recaudo en un bolsillo del chándal, con el fajo atado con una goma, mientras daba de comer a los patos.

A mí que vistiera con chándal para tamaña adquisición, me ha hecho volar a unos años atrás cuando acompañé a un amigo a una bodega para recibir a unos empresarios chinos, que querían adquirir vino a lo grande. Cuando llegaron, en cabeza iba uno con traje y le agasajé con un cariñoso saludo en mi papel de eventual anfitrión. «Ese es el chófer», me dijo mi amigo entre risas y me indicó que otros tres que venían detrás y vestían con chándal eran a quienes esperábamos. Ante mi cara de incredulidad me señaló que el chándal costaba un dineral, mucho más que la indumentaria del conductor.

Como comprenderán después de lo que me sucedió he mirado durante años con otros ojos a los tipos con chándal, sobre todo a los chinos, mirada ahora ratificada por el comprador del libro en el Campo Grande. Y ya me parece normal que la prenda se utilice para las grandes ocasiones de compra, para ir así, 'arreglá' pero informal, como Martirio.

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