A mi tía Leonor le gusta viajar y visitar monumentos. A mi tío Rafa, su marido, también le gusta viajar, pero no le entusiasman las visitas culturales y a la tercera iglesia, empieza a bufar. Hace años, en Murcia, mi tío me pidió que me ... colocara delante de su mujer para que no viera la torre de la Catedral, un empeño imposible pues es una torre muy alta y mi tía, que no es tonta, la descubrió enseguida. «Mira, Rafa, la Catedral», avisó ella. «¿Hay que entrar?», preguntó él entre resignado e ingenuo. «Hombre, Rafa», replicó mi tía. Y entramos. Lo de mi tío pidiéndome tapar una catedral me parece tan ridículo como la sinrazón gubernamental de vetar a los periodistas de Vocento en los viajes de Sánchez a China e Italia. ¿Creen acaso que así no se enteran de lo que sucede y no lo cuentan? Ni era tonta mi tía ni son tontos los periodistas.

Publicidad

En ese viaje a Italia no se permitieron las preguntas a Sánchez ni a Meloni, no fueran a escucharse respuestas poco diplomáticas. Y de nuevo me viene a la memoria otra historia familiar: mi mujer y otras niñas ante un cuadro de almas en pena en la iglesia de Aldea del Cano, el cura pidiéndoles que rezaran por las almas de sus familiares para que salieran del purgatorio, mi mujer preguntando qué pasaba con las almas que no tenían familia que les rezaran y el cura reaccionando como Rajoy con el plasma y Sánchez y Meloni en Roma: «Niña, esas cosas no se preguntan».

Lo que les gusta a los políticos son las redes sociales porque las controlan sus equipos y no hay que responder a preguntas incómodas. Los periodistas son como mi tía Leonor y mi mujer: lo quieren ver todo, lo quieren saber todo. Mejor taparles la torre y la boca.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad