Tiempo de oposiciones. Miles de aspirantes a profesores se examinan estos días para acceder a una plaza fija de docente de secundaria, primaria o enseñanzas artísticas. Y se está dando una situación tan sorprendente como preocupante: numerosos casos de aspirantes eliminados de la oposición o ... que pierden la posibilidad de puntuar en uno de los ejercicios por no aportar un documento, una copia o un material exigido en las normas. Ante estos errores, los tribunales no tienen más remedio que actuar ateniéndose a la ley o la oposición será impugnada.

Publicidad

¿Cuál es el problema que anida tras esta desesperante circunstancia? Pues nada más y nada menos que la maldición de las tres líneas o de los 280 caracteres. Se extiende la costumbre de no leer más allá del tercer renglón, se pierde la concentración a partir de los 280 caracteres. Un correo largo o una norma de dos folios agota y aturde. Esto de las oposiciones puede servir para intentar convencer a los estudiantes de la importancia de leer párrafos largos, pero se lucha contra un hábito extendido y asentado. Las pantallas moldean nuestro entendimiento y embotan nuestra capacidad de atención. Solo nos complacen los vídeos cortos, las abreviaturas, los impulsos…

En Suecia han entendido el problema y han frenado la digitalización en las aulas, promoviendo el retorno a los libros de texto para que los alumnos entiendan lo que leen. En España, estamos por debajo de los suecos y de la media europea en comprensión lectora. Sacralizamos como papanatas la digitalización en la enseñanza y la vida nos pone en nuestro sitio con crueldad al perder un año de estudio por no leer hasta el final ni entender un correo o una norma.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad