La reina Juana

La duda del columnista: escapismo evanescente o crudeza sin anestesia. Hay una tercera vía: el humor. La ironía desnudando la vida con ternura o con la crueldad del Tito Berni. Torrente 6 o qué manera más zafia de corromperse. Ni la imaginación de Santiago Segura podría perfilar un guion tan casposo. Creíamos avanzar hacia un paraíso zen y macrobiótico guiados por el mindfulness y la meditación, amparados por la inclusión y el respeto y nos damos de bruces con la condición humana más pringosa y canalla. Prostitución y extorsión con unos señores en calzoncillos protagonizando la película.

Mejor el contraste: pura pedagogía. Los ertes salvan empresas, pero aumenta el calentamiento global. Sube el salario mínimo, pero el mar está lleno de plástico. Aumenta la dotación para becas, pero las radiaciones solares dañan nuestra piel como nunca. Tenemos la inflación más baja de Europa, pero la sequía galopa desbocada desde el sur. Ferrovial se marcha a Holanda, pero en Tordesillas festejan estos días que la reina Juana llegó allí un 4 de marzo de 1509 y se quedó 46 años… Venía de Holanda para instalarse en España. Prefería el país de los contrastes a la uniformidad luterana. Dicen que estaba loca.