El gato Ódor

A la última ·

Porque parece ser que el estrés del gato Ódor está provocado por la gestación de mi primera nieta, que ha alterado al minino hasta el punto de ponerlo al borde del síncope

Mi nuera está embarazada y su gato está estresado. Esta concatenación de estados remueve mi manera de entender el mundo. Porque parece ser que el estrés del gato Ódor está provocado por la gestación de mi primera nieta, que ha alterado al minino hasta el ... punto de ponerlo al borde del síncope. El felino estaba tan malo que le pronosticaban afección pulmonar, dolencia cardíaca o infección hepática. Afortunadamente, los análisis han certificado que solo era estrés.

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En mi mundo infantil, que es el mundo que comprendo de manera natural, los gatos eran animales útiles que trabajaban cazando ratones. A cambio, recibían las sobras de las sopas de pollo de mi abuela. Si tenían frío, se acercaban al brasero de picón y se acurrucaban bajo la mesa camilla, pero sin molestar porque si se les chamuscaba la cola y olían a quemado, se les echaba a escobazos acusándolos de perezosos y consentidos.

Aquellos gatos de hace dos decenios eran como los seres humanos de hace dos siglos: les absorbía tanto la necesidad de comer, calentarse y sobrevivir que no les daba tiempo a estresarse. Pero llegaron el Romanticismo al universo persona y el animalismo al universo gatuno y trajeron de la mano el yo, la angustia, la necesidad de realizarse y la ansiedad por no lograrlo. Ódor es un gato sibarita y ocioso con tiempo para sufrir desengaños, bajones y ataques de melancolía y si intuye que una intrusa, mi futura nieta, va a usurparle el trono, se pone mustio y reclama protagonismo. Del Romanticismo proviene el yo colectivo de las banderas, las señas de identidad y los nacionalismos. Del animalismo me espero lo mismo, pero cambiando a Castelao, Sabino Arana y Rafael Casanova por el gato Ódor.

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