
La riada valenciana lo ha empapado todo en la política nacional, incluida la de Castilla y León. Si hasta el 29 de octubre había un ... tablero donde se zurraban la badana los partidos estatales y otro para lo mismo, pero en modo castellano y leonés, ambos han quedado sepultados en el lodo del barranco valenciano del Poyo. Y emerge un único tablero donde se está viendo que los partidos ni han aprendido de esta tragedia ni están dispuestos a hacerlo.
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Los primeros sondeos no están haciendo sino confirmar las sensaciones a pie de calle, esa que no pisan ni Feijóo ni Mañueco: la DANA ha puesto contra las cuerdas al Partido Popular, que empieza a bajar en las encuestas, lo que aleja al expresidenta gallego de La Moncloa, y da alas a los de Vox, que estaban en caída cuasilibre en los sondeos, pero vuelven a ser referencia que aglutina la indignación de los valencianos porque resulta que su presidente, el polémico Mazón, estaba de parranda (porque eso es haber tenido una sobremesa de tres horas para controlar la tele autonómica) cuando ya había ahogados por la riada. El PP se ha atado a Mazón como los reclusos de los penales de las novelas de Dumas lo hacían a una bola de hierro. ¿Pero nadie les dice a Feijóo y a su coro de barones autonómicos que la gente si algo no perdona es la desidia y la mentira? A ver, ¿nadie le susurra al oído al líder (menguante) gallego el recuerdo de lo que le pasó a Bill Clinton?: los americanos no le abandonaron porque ejecutara sus ejercicios sexuales en el Despacho Oval, sino porque lo negó y les mintió.
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Atado a Mazón queda el PP de Castilla y León, abocado ahora, por culpa de la pésima gestión de la DANA, a que no se le ocurra ni tocar la fecha de las elecciones autonómicas, que tenía decidido adelantar Mañueco en cuanto dos sondeos le dieran mayoría absoluta o casi. Ni el gerente emérito del PP regional, Pedro Viñarás, se atreve ya a susurrarle al presidente de la Junta que las adelante. Al menos con la que está cayendo. Y la que va a caer: lo de Valencia no se va a apartar de la retina de los españoles y menos aún de su cabeza la pregunta que nos golpea a todos: ¿Cuántos muertos y destrucción se habrían evitado de no haber estado el presidente valenciano de parranda?
Cabe pensar que, atenazados por el miedo a las consecuencias electorales de la DANA, en otros territorios los populares desbarran. Castilla y León no es menos. Sin nadie a los mandos del aparato regional del partido, el PP apunta problemas hace dos meses impensables. El principal, la venta de su gestión. Es lo que tiene volar con el piloto automático. Alguien debería susurrarle al oído a Mañueco algunos episodios de la aviación civil con aparatos que volaban con el piloto automático activado. ¿Cómo puede presentarse un plan para dinamizar Tierra de Campos, con 63 millones para 206 municipios de cuatro provincias, como hizo el Consejo de Gobierno esta semana, y darle la misma puesta en escena que a una subvención para la Semana Santa de un pueblo, una ayuda a una mancomunidad o una aportación a una asociación deportiva? Es lo que pasa cuando la estrategia comunicativa se le encomienda a un bienmandado concejal en su anterior vida política, rodeado de 'sesudos' plumillas, que harían lo mismo si les hubiese contratado el PSOE para la Junta en lugar del PP. Los mismos estrategas que no han sabido ver que Pedro Sánchez, al que Mañueco no le arrancó anteayer ni un compromiso, acaba de ponerle en bandeja al PP el bumerán de la extrema derecha, cuyo blanqueamiento tanto han usado los socialistas (con razón) contra el PP. La semana en la que Sánchez ha apoyado en Europa a Meloni y Orbán para torcer el brazo a Feijóo con Teresa Ribera, el PP de Castilla yLeón ni ha rechistado: al menos podían haberle dicho a Tudanca, aún secretario regional del PSOE, nunca líder, que a ver qué hacen con tanta acusación como tuvieron que tragar cuando Gallardo se sentó de dos en la Junta... O ahora que la corrupción le ha estallado a Sánchez y a los suyos en la cara vía Aldama.
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Son ejemplos muy recientes en lo autonómico, solo cuatro días tienen. Pero si descendemos al nivel municipal... Ahí está Burgos, donde Vox ha hecho rebozarse en el barro al PP. Qué errática actuación la de la alcaldesa Cristina Ayala, que ha salpicado a su presidente provincial, Borja Suárez, que se enteró a toro pasado de que tragaba inicialmente su partido con retirar subvenciones a ONGs que atienden a inmigrantes. Nunca habría tenido que dar marcha atrás la regidora si hubiera evitado apoyar esa retirada de ayudas; Vox se habría ido igual del gobierno local para volver a meter la pata, como hizo en julio en la Junta, al romper el pacto en Burgos. ¿Nadie le ha recordado que de un gobierno te echan o no te vas ni con salfumán? Vox no se entera, pero el PP, menos. ¿Por qué esta suicida afición de la derecha a dispararse al pie?
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