El presidente Mañueco, esta semana en una charcutería de Ponferrada, junto a la presidenta provincial del PP de León, Ester Muñoz. César Sánchez / ICAL .

De Sun-Tzu a Tócame Roque

Los populares, que parten de tener solo un alcalde en las capitales de Castilla y León, protagonizan episodios que dan pólvora a sus adversarios y, además, Mañueco realimenta la confusión en sus filas

J. I. Foces

Valladolid

Domingo, 23 de abril 2023, 00:02

El PP solo tiene una de las nueve alcaldías de capitales de Castilla y León. No está claro que todo el voto que se marchó del PP a Ciudadanos vaya a volver a los populares una vez que lo poco que sobrevive del partido de ... Albert Rivera quedará reducido a polvo el 28-M. Si Vox crece será a costa de los votos que logre atraer, ora de Ciudadanos ora del PP. Y lo que se examinará el 28 de mayo son gestiones municipales. Pese a ello, el presidente regional del PP y de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha decidido sembrar más confusión en sus filas con esta orden: «Los candidatos del PSOE tienen el mismo nombre: Pedro Sánchez».

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¿Mañueco no escarmentó en febrero de 2022 del grave error que le supuso hacer la campaña autonómica contra el 'sanchismo' en lugar de plantear propuestas para mejorar la calidad de vida de los habitantes de Castilla y León? Es verdad que ganó aquellos comicios, pero pírricamente si tenemos en cuenta las expectativas con las que comenzó la campaña que sepultó a Ciudadanos en estas tierras. Pero fue Vox quien se comió el pastel ciudadanero; al PP fueron unas migajas que, eso sí, permitieron al presidente pasar de derrotado a vencedor y asegurarse la Junta cambiando la muleta de Ciudadanos por la de Santiago Abascal.

Visto lo visto, no escarmentó Mañueco en aquella campaña puesto que ahora lanza a sus tropas contra el muro del 'sanchismo'. Otra vez. Como que tuviera poco el PP con sus divisiones y líos internos en ciudades tan estratégicas para Feijóo como Valladolid, León y Burgos donde, además, no ocultan las respectivas direcciones provinciales sus incapacidades para que no se vea que 'maldirigen' su casa, pero se proponen para gobernar sus ayuntamientos.

En León no tiene un pase el lío público (fotografiado y televisado), por la composición de la candidatura al Ayuntamiento, entre la candidata del PP a la Alcaldía, Margarita Torres (o Torre, que hasta en esto tienen vodevil los populares) y la dirección del partido, que preside Ester Muñoz. ¡Toma pólvora para que el rival socialista José Antonio Díez se la lance al PP! Le han regalado lo que no imaginó el alcalde del PSOE ni en el mejor de sus sueños. Eso sí, como todo en política tiene una explicación, aquí va la de este cronista a semejante dislate: que esto le haya pasado a Ester Muñoz cuando no lleva de presidenta del PP ni medio año (¡ni medio año!) es porque alguien le ha lanzado un aviso; ¡ojito con lo que haces! Claro, si la propia presidenta provincial no controla la lista de la capital... Muñoz ya ha probado las hieles de ser 'primus inter pares'.

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En Burgos, los populares van de despropósito en despropósito. Se cargaron con trompetería a su portavoz local, Carolina Blasco, y esta les ha montado una candidatura alternativa. Y la aspirante popular a la Alcaldía, Cristina Ayala, además de ir a las elecciones con el colchón de seguir como senadora (¿Cómo convencer a los burgaleses de que quieres ser su alcaldesa si no sueltas la poltrona de Madrid?), resulta que no se fija ni en lo que vota en el Senado. Ha sido de traca. Presenta una propuesta para exigir al Gobierno de Pedro Sánchez inversiones para Burgos y va ella y se vota en contra. Va a ser el agua del Arlanzón, que confunde a los del PP. Recuerden que fue otro burgalés, Ángel Ibáñez, el que llevó a todo el grupo popular de las Cortes, y arrastró a Vox, a votar en contra del primer presupuesto de Mañueco esta legislatura.

Jesús Julio Carnero y Mercedes Cantalapiedra, números 1 y 2, respectivamente, de la lista del PP en Valladolid para el 28-M.

Y luego está lo de Valladolid. El candidato a la Alcaldía, JJ Carnero, no sólo lo es a rastras (no quería y no lo ocultó); no sólo se tuvo que empadronar en Valladolid deprisa y corriendo para poder votarse; no sólo llega a las elecciones con el colchón de ocupar otros dos cargos, consejero de la Presidencia y procurador en las Cortes (¿Cómo convencer a los vallisoletanos de que quieres ser su alcalde si no sueltas las dos poltronas regionales?); no sólo se pone de número dos a Mercedes Cantalapiedra, que tampoco suelta la poltrona del Senado (¿Cómo convencer a los vallisoletanos de que quieres trabajar por ellos en el Ayuntamiento si no sueltas el escaño de Madrid?), sino que, además, se permite marcar al todavía presidente del partido, Conrado Íscar, impidiéndole la entrada en la lista de la capital y dejando a las claras que el PP vallisoletano está partido en, al menos, tres sectores.

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Pese a este panorama, Mañueco acaba de dar a los suyos la orden de que «todos los candidatos del PSOE tienen el mismo nombre: Pedro Sánchez». El militar chino Sun-Tzu dijo que una forma por la que «un gobernante puede provocar que la desgracia caiga sobre su ejército» es «ignorando el principio militar de adaptación a las circunstancias». No es aconsejable cambiar a Sun-Tzu por Tócame Roque. Cada rival es distinto porque cada localidad en unas municipales es distinta. Lo sabe hasta el que asó la manteca.

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