Jesús Julio Carnero, la noche electoral del 28-M, bajo la mirada de Javier León de la Riva. CARLOS ESPESO

'To pa mí. El retorno'

El nuevo alcalde de Valladolid aspira al Senado y desdeña a la ciudad. Palencia enseña al PP que nunca se debe regalar un bastón de mando. Gallardo pierde fuelle. Y Mañueco se fuma otro puro

J. I. Foces

Valladolid

Domingo, 18 de junio 2023, 00:43

La semana en la que se han constituido los ayuntamientos y se han comenzado a sellar pactos para las comunidades que votaron el 28-M deja hechos que marcarán los próximos cuatro años a fuego.

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Es obligado comenzar por lo sucedido en Valladolid. Más concretamente, ... en el PP. Y más exactamente, su nuevo alcalde, Jesús Julio Carnero. Por si eran poco los tres estigmas con los que salió de las urnas (perdedor, pero alcalde con pacto con Vox; con escasa autonomía frente a determinados dirigentes empresariales y con aroma a alcanfor rodeado del pasado rancio de su partido) resulta que sin haber firmado con Vox para la Alcaldía el PP le confirmó como candidato al Senado. Una pirueta política harto incomprensible que llevaría a pensar que allá el PP con sus listas si no fuese la primera autoridad municipal de la capital y, por ello, un tema que se convierte en asunto de ciudad.

Valladolid, dadas sus dimensiones y número de habitantes, necesita un alcalde a tiempo completo, dedicado solo a su ciudad y sus gentes desde ese cargo. Que Carnero vaya a compartir la altísima responsabilidad de ser regidor con un escaño en el Senado no tiene un pase. Mete la pata para cuatro años y lanza este terrible mensaje: La Alcaldía es poco para él y no colma sus aspiraciones, pese a ser el puesto político más relevante de la ciudad más poblada de Castilla y León. No se entiende el desdén con que trata al cargo y a la capital. Si ya fue bastante saber que no quería ser candidato, ahora conocer que no quiere ser solo alcalde...

Para defender a Carnero, algunos de sus corifeos ponen el ejemplo de su número 2, Mercedes Cantalapiedra, cabeza de lista al Congreso; o el de su antecesor, el socialista Óscar Puente, candidato a diputado. ¡Pero es que estos no son el alcalde y Carnero sí! Los vecinos de Valladolid, los que le han votado y los que no, merecen que su alcalde se ocupe de ellos a tiempo completo.

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¿Nadie ha advertido a Carnero que acaparar cargos siempre pasa factura? Basta con recordar a los populares Atilano Soto, segoviano, y Agustín González, abulense. Ambos eran presidentes de diputación y empezaron a acaparar cargos: que si presidir cajas de ahorro provinciales, que si consejos de administración de empresas participadas... Y por ello y para ellos se acuñó la expresión 'To pa mí', con la que pasaron a la historia política regional. Ahora Valladolid, ciudad de cine, acaba de estrenarse con JJ como plató en el que se ha empezado a rodar la secuela 'To pa mí. El retorno'.

El segundo hecho de la semana al hilo de las alcaldías tiene como sede Palencia. Años desde esta columna lleva este cronista advirtiendo de que haber regalado el PP en 2019 el bastón de mando de Palencia a Ciudadanos le costaría caro. En una vergonzosa operación en la que el socio muy minoritario se hizo con la Alcaldía (3 ediles frente a 9 del PP), la presidenta popular, Ángeles Armisén, acató a la chita callando la orden de su dirección nacional, entonces en manos del palentino-abulense Pablo Casado. Desde ayer, la Alcaldía ha pasado a manos de la socialista Mirian Andrés. Regalar bastones, como hizo el PP hace cuatro años (en 1999 lo había hecho en Segovia con el CDS y le ha costado 24 años volver a tenerlo) tiene esa terrible consecuencia. Pero todo el mundo lo veía menos Armisén y los suyos.

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Irene Carvajal, la estrella emergente de Vox en la política regional, y el vicepresidente García-Gallardo. ALBERTO MINGUEZA

La tercera circunstancia política de la semana toca de lleno al presidente bis de la Junta de Castilla y León por Vox, Juan García-Gallardo. Pierde fuelle. Claramente. A la pésima gestión de la crisis bovina se le une que ya no es 'primus inter pares' en su partido: llega el torero Vicente Barrera al número 2 del Gobierno valenciano. Pero es que, además, Gallardo empieza a actuar como la derechita cobarde (sic) que criticaba Abascal al PP. Gallardo censuró duramente en la campaña de 2022 los más de 22 millones de euros que las arcas regionales dan a Televisión Castilla y León (la tele que crearon los constructores Miguel Méndez Pozo y José Luis Ulibarri en tiempos de Juan Vicente Herrera) pero este jueves el mismísimo Gallardo ha dado el visto bueno a que se le sigan entregando esos más de 22 millones de euros a RTVCyL. Gallardo, Gallaaaardo... Ha sido tocar poder y subirse al coche oficial y el fiero candidato de Vox torna en dócil vicepresidente de la Junta de Castilla y León.

Y en la Junta radica el cuarto protagonista de la semana, Alfonso Fernández Mañueco, el ganador del 28-M en Castilla y León. Va camino de serlo del 23-J. Puede fumarse otro puro (metáfora sobre el estado de satisfacción). Se ha quitado de encima a quienes se postulaban como su sucesor para el día de mañana, Carnero y el burgalés Ángel Ibáñez; a este hasta le ha mandado fuera de la región. Mañueco piensa ya en el medio plazo, en el que se otean los congresos regional y provinciales del PP. La presidencia del de Valladolid siempre se le ha resistido.

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