El pato y la patada

Viene la cita de los andares y los vuelos del pato a cuento de lo de las apariencias que transmiten en las últimas semanas los cargos públicos de Vox en Castilla y León, especialmente los más exaltados y en la vanguardia de sus políticas: leasé su presidente bis de la Junta, Juan García-Gallardo, venido claramente a menos desde semanas antes del 28-M; 'Cazacomunistas' Veganzones, a quien le cuesta encontrar personal para los puestos orgánicos y sobrepasado en el día a día industrial; el consejero de Toros, Gonzalo Santonja, el más inactivo que se recuerda de todos los que han ocupado el despacho de Monasterio de Prado; y el de Agricultura, Gerardo Dueñas, quien pese a ser el más salvable de la hornada Vox, empieza a ser cuestionado por los suyos (la sequía no ha respetado ni la 'Siembra' de los de Abascal).

A todos ellos ahora se une la flamante primera teniente de alcalde de Valladolid, Irene Carvajal, quien se ha dejado robar la cartera por el PP en el Ayuntamiento clave de la región. En esta comunidad un partido puede ganar 2.247 municipios, pero si pierde la Alcaldía de Valladolid la victoria no parece tanta. Pues resulta que Vox era esencial para que el PP se hiciese con la Alcaldía pucelana y han llegado los de Vox y se han conformado con vender que han expulsado del gobierno a socialistas y comunistas (sic). Para ellos, como ya no tiene el bastón el socialista Óscar Puente, objetivo cumplido.

Y, claro, si se tiene en cuenta que la hasta el lunes pasado jueza ha tragado con que el PP le quite a Vox la Seminci del área de Cultura y que la máxima jefatura de la Policía Municipal quede reservada al alcalde y no al edil 'voxiano' que dirigirá la Policía Local puede que estemos ante el mayor dislate político de un pacto municipal. ¿Por qué Vox ha renunciado a un escaparate como la Seminci para hacer doctrina? ¿Y a la exhibición de fuerza que siempre da controlar toda (y toda es toda) la Policía Local? Pues porque lo que «anda como un pato, parpa como un pato, tiene plumas como un pato y vuela como un pato» ¡es un pato! Es decir, que el PP le ha querido robar a Vox la cartera por no darle la Seminci y la máxima jefatura policial y Vox se ha dejado. Como una cosa es predicar y otra dar trigo, llegada la hora de asumir la gestión pública salen las carencias. En esto se ve que los de Vox, preparados, lo que se dice preparados para gestionar el día a día de un departamento de gobierno, como que no están ni se les espera. Basta ver que cuando han pintado bastos en la política autonómica, Vox ha empezado a transformarse en la derechita cobarde con la que tanto insultó al PP y no se atreve con las áreas mollares de gobierno.

¿Ejemplos de falta de preparación? La tan pésima como fallida gestión de la tuberculosis, en la que Vox hizo concebir a los ganaderos esperanzas que luego se vieron frustradas por que la ley es la ley. ¿Otro? La desafortunada planificación de ayudas por la sequía: además de tarde, mal. Tan mal que Vox ha decepcionado hasta a los suyos, incardinados en Asaja. Los propios incondicionales del partido de Abascal en el campo se sienten hoy enfadados por cómo 'los suyos' les han dejado con 'salvasealaparte' al aire. Para esto, confiesan los más 'echaos pa'lante', ya tenían al PP.

Si «anda como un pato, parpa como un pato, tiene plumas como un pato y vuela como un pato» será un pato; claro, pero el de Vox ha empezado a cojear. Eso, en las urnas se notó en las municipales en los pueblos en los que no logró formar listas. Ahora, con los pactos postelectorales sus votantes ven cómo en el Ayuntamiento de Valladolid quedan de muletilla de un PP que se va a permitir el lujo de que la ciudad capital de hecho de Castilla y León tenga en la Alcaldía medio alcalde y medio senador, puesto que Jesús Julio Carnero ya ha sido confirmado candidato al Senado el 23-J.

En solo 8 años a Ciudadanos y a Podemos, sus votantes, decepcionados, les dieron una patada en las urnas. Del pato a la patada hay una finísima línea muy fácil de cruzar.

Dentro de 28 días se vuelve a votar.