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En sólo 50 días, 50, España va a estar al borde del precipicio tres veces. Desde hace un tiempo, cada vez que hay elecciones en ... este país, sean en el ámbito que sean, España se hunde, llega el apocalipsis. Pero, claro, si las dos elecciones más cercanas (vascas, el 21 de abril y catalanas, el 12 de mayo) son de territorios en los que la autodeterminación es lo que defienden los partidos de mayor implantación (PNV, Bildu, Junts o lo que sea, ERC...) es evidente que el resultado va a marcar el devenir de lo que pase en el medio plazo en la política nacional. Y si en este clima de polarización indecente al que nos abocan todos los partidos, hay unas elecciones con circunscripción única nacional, las europeas del 9 de junio, átense los machos. De aquí a ese día España se va a ir al garete al menos tres veces, con las correspondientes entregas de apocalipsis político que vamos a soportar. Va a ser un 'triduo' electoral (si se permite usar el lenguaje de los días semanasanteros que acaban hoy) largo, muy largo en un periodo corto, muy corto, 50 días, 50.
¿Solo tres elecciones? ¿No habrá adelanto electoral en Castilla y León? Si tenemos en cuenta que para celebrar autonómicas en Castilla y León han de convocarse por ley con una antelación entre el quincuagésimo cuarto y el sexagésimo día a la fecha de votar, aún estaríamos a tiempo de que Mañueco pulsase el botón rojo electoral. Pero como el Presupuesto de Castilla y León está en trámite y una convocatoria electoral hace decaer las leyes en tramitación, no parecería que con las europeas del 9 de junio vaya a haber autonómicas en Castilla y León ese día. Y hay otro dato a tener en cuenta: las encuestas internas del PP no le dan a Mañueco en este momento mayoría absoluta. Esa es la clave del no adelanto electoral. Eso sí, en cuanto dos encuestas consecutivas le den al presidente de la Junta y del PP regional esa mayoría, elecciones al canto en estas tierras.
Mientras eso llega, ¿Mañueco se estará quieto esperando los escrutinios de las tres citas a las urnas? ¡Ja! Con Tudanca, secretario regional socialista, que no líder, en estado de letargo, lo que le garantiza al presidente popular de la Junta una tranquilidad que para sí la querría Pedro Sánchez, Mañueco acaba de extender una bolsa de tinta de calamar en forma de propuesta de ley de concordia ampliada a las víctimas hasta 1931: por tanto, cisco político a cuenta de lo que pasó en la II República, el Franquismo y la Transición. ¿Qué tiene esto que ver con la mejorable atención sanitaria en el medio rural? ¿Qué con la falta de servicios esenciales en la mayor parte de los pueblos de la comunidad? ¿Qué tiene que ver con la falta de vivienda, o de transporte público, o de maestros... en el medio rural? Nada de nada tiene que ver. Menos que nada de nada, que ya es decir. Pero los de Vox (Gallaaaardooooooo, si no sabes torear pa' qué te metes, suena de fondo en los despachos oficiales) entre esa propuesta de ley conjunta con el PP y lo de la Pirámide de los Italianos recién declarada bien de interés cultural, ya se quedan conformes, como que hubieran logrado lo más por su presencia en la Junta de Castilla y León. Y Mañueco, a lo suyo.
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¿Y qué es lo suyo? Tener mayoría absoluta porque, de momento, está en un plano electoral por debajo de los hacedores de mayorías aplastantes para el PP como lo fueron Lucas y Herrera. Ya, ya, que era otro contexto; ya, ya, que eran otros tiempos; ya, ya, que no había habido 15-M, ni Podemos, ni ciudadanos, ni Vox... Lo que quieran ustedes, pero Mañueco tiene sobre sí el baldón de no haber tenido todavía una mayoría absoluta en Castilla y León como candidato. Y hasta que no la consiga, no va a parar. Y para lograrla necesita que, sobre todo, el PP de Valladolid sume a su proyecto, ya que en las generales de julio fue la única provincia en la que no consiguió arrebatar el escaño de diputado nacional a Vox, mientras que en otras cinco sí lo hicieron los PP correspondientes. ¿Y qué pasa en el PP de Valladolid? Una silente guerra interna que tiene en un extremo a JJ Carnero, medio alcalde-medio senador de Valladolid , con ganas de recuperar la presidencia del partido; con los alcaldes de las dos Medinas, Guzmán Gómez (Medina del Campo) y David Esteban (Rioseco) dando codazos; este más que aquel porque sabe que en su día a Pedro Viñarás (el exgerente del PP que vendimió para Mañueco en tiempos de Herrera) le caía muy bien como recambio de JJ Carnero. Con Conrado Íscar, presidente provincial del PP, en fase de salida, Mañueco contempla este panorama, piensa en el largo 'triduo' electoral que viene y que lo siguiente serán sus elecciones y empieza a mover piezas y a moverse entre esas piezas.
Ahí está su viaje el Martes Santo a Rioseco. Eso sí, con la consejera de Movilidad, María González Corral, a su lado. Mañueco no da puntada sin hilo. Menos si por delante hay un largo 'triduo' electoral.
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