Curvas pronunciadas en la política. Propias de tiempos preelectorales. Y, con tanta curva, hay conductores que derrapan. No saben mantener el volante.
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La semana política conduce a la moción de censura que pasado mañana protagonizará el exdirigente del PCE y exsimpatizante del CDS Ramón Tamames, ... que ha aceptado nada más y nada menos que ser el candidato de Vox a la Presidencia del Gobierno de España. Si es verdad que en política los extremos se tocan, como siga así en dos días Tamames vuelve al PCE.
Es imposible comprender cómo Santiago Abascal no ha echado mano de dirigentes de Vox en Castilla y León. Ahí tiene al locuaz vicepresidente sin cartera de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo. O 'Cazacomunistas Veganzones', el consejero de Industria. No se entiende que Vox esté persiguiendo el comunismo (sic) en la única institución autonómica en la que gobierna y lleve al Congreso de los Diputados como alternativa (fallida, claro, porque perderá la moción de censura) a un exdirigente comunista. Veganzones tiene que estar reconcomiéndose. Y si ni Gallardo ni Veganzones le valen al jefe supremo de Vox, ahí tiene al consejero de Cultura, pero sobre todo de Toros, Gonzalo Santonja, que si sube a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados como candidato a presidir el Gobierno de España, aunque acabe como un pegapases más seguro que nos 'ilustraba' con su verbo almibarado y su tono engolado de los que duermen al más pintado.
Abascal derrapa al volante de Vox con esta moción de censura. ¿Que no? Resulta que Vox no quiere las autonomías ni en pintura y va y hace candidato suyo en la censura presidencial a un excomunista que defiende que España es una nación de naciones, una supernación (sic). ¡Toma dislate! Resulta que Vox hace un uso constante de la bandera de España y va Tamames y dice que la bandera de España no debe ser un símbolo de partido. ¡Toma patada en la espinilla! Resulta que Abascal y los suyos no irían con Pedro Sánchez ni a heredar y va Tamames e invita al presidente a cenar la noche antes de debatir. ¡Toma desatino! (Sánchez declinó la oferta). Y en el colmo de la imprudencia política, alguno que consideraba amigo va y le difunde el discurso que va a pronunciar el martes. ¡Toma barbaridad! Si Abascal no ha calculado los riesgos que para su más fiel electorado va a tener esta moción de censura, más le vale ir pensándolo. Ya que Vox defiende tanto la fiesta nacional debería pensar que en política no todo vale: hay charlotadas mucho más serias que este sainete que ha autogenerado.
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Pero no son los de Vox los únicos que derrapan porque, sin moverse de la orilla del Pisuerga, tienen a quien compite en eso de meter la pata y caminar de bufonada en bufonada. Ahí tienen al todavía presidente del PP de Valladolid, Conrado Íscar, que a su acreditada imbatibilidad como campeón de acinesia del Partido Popular nacional une ahora una no menos llamativa capacidad de errar las poquísimas veces que se mueve. Su más que criticada política de conformación de listas en los pueblos para el 28 de mayo ha alcanzado su cénit en Olmedo con la 'ahora sí, ahora no' designación del alcalde, Alfonso Centeno, para encabezar la candidatura popular. Hace dos semanas, Conrado Íscar puso a Centeno en las vías del Ave al decir que su candidatura era competencia de la Comisión de Garantías del PP, el órgano encargado de los conflictos. Centeno tiene pendiente un juicio por el fallido plan de Meseta Ski, aquel en el que la Diputación Provincial que presidía Ramiro Ruiz Medrano, y con la anuencia socialista, enterró en un cerro de la localidad vallisoletana de Villavieja varios millones de euros que no han servido para nada, porque el terreno donde se empezó a levantar la pista de ski artificial no podía ser construido al haber sido arrasado por un incendio forestal.
El juicio a Centeno está pendiente, pero las palabras de Íscar sobre que decidiera la Comisión de Garantías del PP fueron interpretadas en muchos ámbitos como una condena anticipada por su propio partido. Tras la advertencia de Centeno de que concurriría en una lista independiente y que adiós alcaldía olmedana para el PP y, muy posiblemente, también la Diputación, Conrado Íscar se puso a alabarle sin medida. Olvidó que Centeno es inocente hasta que se demuestre lo contrario y que hace falta un juicio, algo a lo que no esperó el todavía presidente del PP vallisoletano, que aparece en este episodio como un simple pendolista de un guión que le dictan. Ahora los siempre elásticos estatutos de un partido dicen que Centeno puede ser candidato del PP y lo será. Hay charlotadas mucho más serias que este sainete que ha autogenerado Conrado Íscar, quien derrapa mucho al volante del PP vallisoletano en las curvas preelectorales.
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