La insoportable levedad del votar
El Espigón de Recoletos ·
A Albert Rivera, que ha pasado de bisagra a una tachuela en el asfalto, los sondeos le pronostican pérdidas cuantiosas de la cosecha de naranjasSecciones
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El Espigón de Recoletos ·
A Albert Rivera, que ha pasado de bisagra a una tachuela en el asfalto, los sondeos le pronostican pérdidas cuantiosas de la cosecha de naranjasParece que el futuro de la democracia española se presenta en bucle o, cuando menos, harto de rodar como una noria, que diría Camilo Sesto, que en paz descanse. Los cronistas hacen sus cábalas acerca de los resultados del 10-N –que anuncian socializante– y ... los economistas pronostican que las elecciones nos van a costar 167 millones de euros, treinta millones más que en el florido abril. Porque sepan todos que el Ministerio de Hacienda –es decir, usted y yo– subvenciona las campañas electorales de cada partido: esta vez, les han tocado 31 millones de euros, el Gordo del otoño, como corresponde a un sistema 'moderno' como el nuestro.
La finalidad de la naturaleza de nuestro 'homo politicus', ser candidato eterno, existir en virtud de poder ser votado por la ciudadanía, ha alcanzado ya una categoría de estatus trascendental. Nueva ronda de consultas: el monarca va y viene por el palacio de la Zarzuela con esa campechanía borbónica a hablar con unos y con otros. Nada que hacer. Nos vamos de cabeza a las elecciones. ¿Es que se han convencido estos diputados y diputadas del huecograbado democrático que van a pasarse la vida chupando de la teta presupuestaria? Pasen a las Cortes y vean a los recitadores de feria, pregoneros del hemiciclo y amaestradores de pulgas: los niños inmodestos de la mucha alzada no se ponen de acuerdo y le dan al molinillo electoral para servirnos, por su propio bien, el potaje infame de unas nuevas elecciones.
Hemos confundido una democracia moderna y a la europea con la nuestra, que es carpetovetónica, de gentes que no se entienden, herederos de la inconclusa Transición y que, si llegan a hablarse, lo hacen a cara de perro. A Albert Rivera, que ha pasado de bisagra a una tachuela en el asfalto, los sondeos le pronostican pérdidas cuantiosas de la cosecha de naranjas, y el presidente en (dis)funciones, que ya ha escuchado a los arúspices, cree que va a ganar. Los sociólogos hablan ya de centroderecha y centroizquierda, por aquello de promover algún maridaje preconciliar en esta caterva de inmaduros que usan del poder como un afrodisíaco. Y hablando de rostros de cemento: Urdangarin hace ahora voluntariado, que es una derivada plebeya propia del cuñadismo borbónico, ya que quedas muy proactivo en la foto. Así que se va de la abulense Brieva al madrileño Hogar Don Orione, como si en Castilla a los viejos no les hiciese falta que les contasen más cuentos. La fiscal jefe ha puesto el grito en el cielo y ha dicho que siga enjaulado y en el 'vis a vis' mientras come yemas de Santa Teresa.
Total, que el Consejo de Ministros ha cargado la factura electoral al Fondo de Contingencia, porque lo de sus señorías es puro 'Zufálligskeit' kantiano, y nada hay más contingente que la política española. La de España es una legislatura fallida y saponificada. Y hay webs de contactos que convocan citas a ciegas en los colegios electorales. Es la insoportable levedad del votar.
Twitter: @dfarranz
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