Urgencias del Hospital Clínico de Valladolid, durante el estado de alarma. G. Villamil

Inmoral

Algo que decir ·

«Lo único que parece cierto es que nuestra situación no es tan desesperada como lo era hace menos de medio año, cuando aplaudíamos desde el balcón mientras los hospitales estaban prácticamente colapsados y las morgues saturadas»

Paco Cantalapiedra

Valladolid

Sábado, 12 de septiembre 2020, 22:20

No sabría decir si estamos en la segunda ola de la pandemia, a punto de abandonar la de marzo, entrando en la tercera o haciendo méritos para la cuarta, porque los medios informativos que consumo me recuerdan a diario ese futuro apocalíptico del que muchos ... hablan. Lo único que parece cierto es que nuestra situación no es tan desesperada como lo era hace menos de medio año, cuando aplaudíamos desde el balcón mientras los hospitales estaban prácticamente colapsados y las morgues saturadas.

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Cuando estas cosas sucedían una jornada tras otra, nosotros aprendíamos que las mascarillas salvan vidas aunque agobien, que lavarse las manos nos aleja del peligro o que saludarse con el codo es menos contagioso que hacerlo con un abrazo. Pero, al margen de esas acciones que nos obligan como ciudadanos, los encargados de velar por nuestra salud se ocupan de otras tareas más esperanzadoras. Por ejemplo, esos científicos que buscan en todo el mundo una vacuna segura y eficaz; o quienes tienen la misión de preparar el maltrecho sistema sanitario para lo que pueda venir en las próximas semanas. Mientras que en marzo o abril el anhelo general era que mañana bajara el número de muertos, hoy conforta saber que hay gente que se ocupa de prever recursos y camas en todos los hospitales, incluyendo el viejo Río Hortega, que era inmoral tenerlo vacío mientras montábamos camas de campaña en la Feria de Muestras.

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