Las noticias más leídas del viernes 7 de febrero en El Norte de Castilla

La Unesco ha iniciado una campaña mundial de concienciación sobre la importancia del periodismo cuyo lema es 'Protege el periodismo. Protege la verdad'. La pandemia es la tormenta perfecta que amenaza la libertad de prensa y los medios de comunicación, sometiéndolos a estados de emergencia ... y restricciones informativas. Atrincherados en los confinamientos respectivos, los periodistas sufren la ansiedad de la vertiginosa y desordenada información que emiten los distintos y poco coordinados estamentos. Si la primera ola de esta marejada arrojó a los reporteros a las calles vacías, a las puertas de urgencias o al desfile de ataúdes porque el mundo se había detenido y no cuadraban los números, ahora viven sin vivir en ellos por la inesperada sucesión de acontecimientos, casi todos insólitos.

Publicidad

Tras ver cómo una horda de extras de película de zombis irrumpían en el Capitolio rompiendo ventanas y escalando muros, todo nos parece posible. El doble de Chuck Norris, acompañado de un cavernícola ataviado con cuernos y pieles, haciéndose selfis por el sancta sanctorum de la democracia americana, sumado a las nieves perpetuas de un Madrid sepultado, nos ha preparado para que, si por casualidad, vemos aterrizar una nave extraterrestre consideremos que forma parte de lo cotidiano.

Sin embargo, hay cosas que superan el riesgo de esta bendita profesión. La primera frase que pronuncia Pedro Piqueras en los informativos suele ser relevante, casi espectral y desde luego efectista; un titular en el que se sintetiza el peso de la realidad diaria para que sigamos conectados a la cadena. A veces se le ve templando su voz, armonizando el gesto para pronunciar lentamente palabras que maticen la crudeza o aligeren la esperanza. Un plató de informativos es como un escenario en el que los intérpretes dan volumen y autoridad a los hechos, y para ello unos segundos antes de que comience, los maquilladores desaparecen, los cámaras se preparan y se hace un silencio, esperando el presentador el paso del programa anterior que en este caso es 'Sálvame'.

No es la primera vez que esa transición, de un programa lúdico, surrealista e irreverente, resulta impactante o divertida pero esta semana la imagen de Anabel Pantoja en pelota picada sentada en la nieve cual musa de Rubens se solapó con Pedro Piqueras, que tuvo que hacer gala de su profesionalidad antes de disponerse a recitar las consecuencias de las temperaturas siberianas que azotaban la meseta y el porcentaje de UCIs ocupadas. Los riesgos de la profesión periodística son cada vez más elevados, pero en este país el surrealismo es una garantía para mantener la cordura.

Publicidad

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad