Hay tipos con suerte y otros con mucha, como Rafael Rubio. ¿Y ese quién es? se preguntarán. Esa precisamente es su fortuna, que usted no sepa de su existencia o como mucho desde hace tan solo una semana. Es el árbitro del que se ... decía en las crónicas futboleras que ha pasado desapercibido o el soldado en la mili inadvertido por el sargento, que en comunidad no demuestres tu habilidad, que decía mi abuela.

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Rafael Rubio es el subdelegado del Gobierno en Valencia, detenido y encarcelado por una trama de corrupción de las clásicas, de esas de cobrar comisiones por adjudicar contratos de obra o servicio públicos a una empresa amiga y generosa;una mordida como dios manda, de las de toda la vida, que cuando un delito funciona para que vamos a cambiarlo. Rubio fue destituido de forma inmediata por el Gobierno para que en las informaciones se le calificara de ex y se obviara que es socialista.

La máxima autoridad policial y de seguridad de la tercera ciudad más poblada de España, arrestado por quienes estaban de su mano, y pasamos de puntillas. Mientras, decenas de portadas por el regalo de unos trajes a su paisano Camps o por el teléfono móvil de Dina, que se quedó Pablo Iglesias a saber para qué y que parecen cuestiones de Estado.

Hay que ver qué suerte tienen algunos y qué infortunio acompaña a otros. Para llegar a ese grado de laxitud mediática no existe más consejo que corromperse a lo tradicional, con delitos como cohecho, falsedad documental, blanqueo de capitales y tráfico de influencias. Además, siempre es bueno que haya un virus y crucen miles de inmigrantes a nado a Ceuta de forma coetánea a tu asunto. Nadie se fija en ti y puedes ser el rey del cohecho sigiloso.

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