Encontrar a Dios en lo ordinario

Sabemos que 96 años equivalen a juventud si nos comparamos con otros movimientos e instituciones de la Iglesia. Quiero pensar que esta juventud es la que impregna el carácter y el espíritu del Opus Dei, que busca servir a la Iglesia y a los hombres de nuestra sociedad: siendo, como decía san Josemaría, una gran catequesis.

Somos conscientes de que vivimos tiempos convulsos. A este respecto, nos recordaba el prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, que por voluntad de Dios, la Obra ha venido al mundo en la época moderna —en la que el trabajo cobra cada vez más relieve en la configuración de la sociedad— para recordar a los hombres y a las mujeres que pueden encontrar a Dios en el corazón de ese mundo que tanto aman, en la belleza que tanto les atrae, en la verdad y la justicia que les interpelan.

Todo cristiano busca y necesita conectar y reconectar con Dios en su día a día. En Castilla y León, las personas del Opus Dei buscamos encontrar y reflejar el rostro de Cristo en nuestras familias, con nuestros amigos, en nuestras ocupaciones cotidianas…

Como nuestros vecinos del medio rural, de nuestras ciudades, empresas e instituciones, compartimos preocupaciones y también deseos de mejora y de bienestar. Estamos seguros de que, muchas veces, los pequeños gestos pueden hacernos cercano y presente a Jesucristo en nuestras vidas. Como decía san Josemaría, a veces hace falta tener al lado caras sonrientes.

Caminamos hacia el primer centenario del Opus Dei esperanzados: sabemos que los cristianos estamos llamados a contribuir a la cultura y a mejorar el mundo que nos rodea fomentando la amistad, la convivencia social y entendiendo el trabajo como servicio y lugar donde volcar y desarrollar una caridad genuina. Así se puede celebrar con mucha alegría los 96 años, no digo ya los cien: eso será en 2028.