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Interior de la iglesia de las Esclavas, en la plaza del Salvador de Valladolid. Alberto Mingueza
Huidas

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Algo que decir ·

«Me cuesta imaginar a curas y monjas voceando consignas con un megáfono y acampados en Fuente Dorada mientras cantan al unísono aquello de «no nos moverán...»

Paco Cantalapiedra

Valladolid

Viernes, 2 de julio 2021, 07:05

Gracias a mis colegas de la Redacción me enteré ayer mismo de que algunas órdenes religiosas nos han abandonado para asentarse en otros lugares, y de no haber sido por ellos me habría pasado inadvertida esta sangría eclesiástica. Saber que los capuchinos, las esclavas y ... otras confesiones han salido de Pucela no me parece un tema preocupante porque lo que ofrecen sus miembros sigue estando asegurado aunque ellos no estén presentes: al fin y al cabo, Dios está en todas partes y el que busca consuelo espiritual puede encontrarlo sin abandonar la ciudad. No obstante, me pregunto qué razones mueven a una comunidad de estas características a recoger los bártulos y marcharse a otro sitio, dado que ni cotizan en bolsa, ni negocian convenios ni sus plantillas están infladas. En fin: son huidas tan misteriosas como algunos de los dogmas que predican. Lo que distingue a estos 'cierres' conventuales de los que provoca el mundo empresarial es que unos pasan desapercibidos y otros llenan las calles de protestas, como sucedió cuando Lauki, La Casera o Enertec se largaron de aquí.

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