Honorato y lo de las terrazas

Honorato es un topillo gourmet que ya es conocido de ustedes y que sabemos que es de profesión cesante, sin derecho a voto, pero es un topillo que sigue la actualidad y hasta estuvo en la visita de Inés Arrimadas por consignar «el pálpito de los tiempos», que diría D'Ors. Pero Honorato está enfadado no solo con que le hayan prohibido el clarete, también porque, como lleva subrayado en los papelotes, el contagio en los bares es de solo un 2% del contagio.

Desde noviembre, cuando mataron los bares, hasta ahora, Honorato ha pasado por depresiones, con el litio alto y el lito bajo hasta que le mentan a Fernando Simón, y es entonces que se le disparan los pulsos y el topillo parece entrar en combustión.

Porque Honorato es ese topillo paseante en la ciudad que se cuela en los bares, sin que lo vean, a excepción de los que los tratamos.

Honorato sabe que las terrazas solo son pasadas el Corpus, y sabe que cuando no queden bares en Castilla/Occidente, como en la metáfora de los cuervos en la Torre de Londres, nos iremos todos donde picó el pavo. Y ya saben gracias a quiénes: a los de la mociones y los tuits compulsivos.