El hombre menguante

-«Jaime has adelgazado tres kilos y lo que es raro, has menguado cinco centímetros en tres meses».

Mi mueca de 'giocondo' hubiera merecido resucitar a Leonardo para que lo plasmara.

-«No te preocupes –se rió abiertamente– que eso mide fatal».

Aun tranquilizado por la negligencia del aparato, salí de la consulta y no pude en días dejar de pensar que era el increíble hombre menguante y de acordarme que así llamaban los de su partido a Pablo Casado antes de los idus de marzo que acabaron con su carrera. Que menguó y menguó hasta la mengua final.

A partir de ahí recordé a otros que en política mermaron hasta el descrédito y los que están en ese proceso, aquellos que pierden peso y altura hasta tener que pelear por sobrevivir. Y ya no pude quitarme de la cabeza a Sánchez y lo que llama resiliencia, que no es otra cosa que una lucha porque la merma en el apoyo ciudadano se dilate en el tiempo. Él y la izquierda, cuyo bloque se diluye como un azucarillo. Aunque para no continuar con la pérdida de centímetros electorales le queda la esperanza de que la máquina de votos esté estropeada y mengüe lo justito para resistir un poco más en Moncloa.