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El Norte
Holocausto en el Congo Belga

Holocausto en el Congo Belga

Tribuna ·

El oscurantismo por parte del Parlamento belga viene de lejos. Si el monarca destruyó toda prueba de su negocio asesino, siempre hay algún resquicio para revelar la iniquidad de un rey, de un país. E. D. Morel logró, con gran esfuerzo y pasión, revelar al mundo lo ocurrido en esa colonia africana

Juan Pablo Roda

Valladolid

Sábado, 30 de noviembre 2019, 08:39

Es Bélgica, concretamente el rey Leopoldo II, el creador en el Congo Belga de una fábrica de trabajos forzados, torturas, esclavitud y muerte, entre 1885 y 1908, con el beneplácito de la comunidad internacional, y fue Estados Unidos la primera nación que le dio carta ... de naturaleza. «Abrir a la civilización la única parte de nuestro globo donde todavía no se ha penetrado, traspasar la oscuridad sobre pueblos enteros es, me atrevería a decir, una cruzada digna de este siglo de progreso», como predicaba Leopoldo II en la Conferencia Geográfica en Bélgica, 1876. Pero lo que aconteció en esa parte del mundo no tuvo nada que ver con el predicamento del sanguinario rey belga. Allí, la única realidad fue que los torturados eran negros de África y eran, por consiguiente, desprovistos de todo derecho, algo que no ocurría con los europeos, occidentales cuyos barbaros crímenes gozaban de una inmaculada impunidad. Porque, seamos justos, la denominada Republica del Congo, no era «la filantrópica obra del rey Leopoldo II», que manifestaba el senador de Alabama John Tyler Morgan en la prensa estadounidense; eran «campos de muerte» de un soberano totalitario al mando de una sociedad secreta de asesinos, como manifestó Morel, uno de los pocos que alzó y mantuvo la protesta y las denuncias de lo que sucedía en esa oscura parte del mundo.

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