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Una mujer sale de un comercio en Valladolid. Gabriel Villamil
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«Igual soy el único que siente aprensión viendo tal despliegue protector para raparme o comprar tomates y alcachofas»

Paco Cantalapiedra

Valladolid

Viernes, 8 de mayo 2020, 22:17

Pasito a pasito el comercio local va abriendo sus puertas, aunque con tantas limitaciones que hay que ser un héroe para tomar la decisión; también hay que tener madera de ello para ser cliente. Entiendo que las restricciones para volver a la normalidad sigan ... siendo rígidas, pero acojona un poco entrar con mascarilla a tu tienda habitual y encontrar al dependiente embozado, con guantes, pantalla de plástico y atendiendo tras un panel de metacrilato. Lo de las peluquerías, por ejemplo, es todavía más tremebundo porque he visto sanitarios de UVI menos ataviados que el barbero, al que solo le falta poner las manos en alto en plan cirujano para que el ayudante le calce los guantes y le ajuste el tapabocas. Igual soy el único que siente aprensión viendo tal despliegue protector para raparme o comprar tomates y alcachofas, por lo que con frecuencia renuncio a cualquier exquisitez que me obligue, además, a guardar veinte minutos de cola en plena calle.

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