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Intruso en El Norte ·
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Intruso en El Norte ·
Sánchez en Castilla y León es siempre una noticia, y verlo en la Salamanca de tunas y doctores es todo un punto, una metáforaTengo yo por ahí escrito que la Historia la somatizo. Una diarrea cuando la DUI en el otoño calentorro de 2017, un constipado cuando lo del adelanto electoral, mala postura en la cama, alopecia periodística y así con la sintomatología del treinteañero con perro que ... ve pasar la vida en una gasolinera del páramo. Lo que sé es que la Historia –perdón por la mayúscula– tiene cataplines postreros, y Sánchez lo sabe.
La cosa es que Pedro Sánchez, en la misma en semana en que Franco pasó varios segundos sobre la vertical de Ávila en el 'Superpanzer', se fue a la casa de Unamuno a rendirle un homenaje tan sentido como prefabricado. Porque Sánchez, y lo sabemos, no es ni «huno» ni otro. O quizá sea las cosas a la vez, en el mismo día y con distintas corbatas.
La necrofilia de Sánchez con honores de Estado es de aúpa, pero veo yo que Unamuno y Jugo lo sobrepasan: a Sánchez, digo. No es que ponga en cuestión que «Il Bello» ('La Stampa' dixit) sea un lector que comparta con el bilbaíno las angustias de Dios, ni la tristeza de 'Niebla'. Pero hay que tener cuajo para hablar de oídas de una película que no ha visto y que ha dejado caer que le emocionará: el 'biopic' tiernecito de Amenábar.
Sánchez en Castilla y León es siempre una noticia, y verlo en la Salamanca de tunas y doctores es todo un punto, una metáfora, un símbolo del aquí y del ahora. La fotografía del líder socialista firmando en el libro de firmas de la Casa Museo de Unamuno nos presenta a un presidente preocupado por la cultura, por el legado del mirífico rector que cuando lo confinaron en la casona por el jaleo de Millán Astray escribía en unas pajaritas que eran papel consistorial y salmantino.
Estos días unamunianos, con las primeras nieves, España está entre la catatonia y la caja de zinc. Quizá por eso se agradezca que Sánchez se pasee por su 'académica palanca' y su visión de Castilla, que es ancha desde el Falcon vista. Lo mejor es cómo el presidente de las carambolas y de los 'cises' campeadores y triunfantes se ha emocionado en la casa de don Miguel. Cómo el sentimiento trágico de la vida le ha impactado a Sánchez hasta en las habitaciones últimas de sangre...
A Unamuno, como a Sánchez, hay que cogerle el punto. Los dos son contradictorios y son muy de preguntarle a Dios por el sentido de la vida. A Dios o a Tezanos, que saben que la respuesta está en el viento.
Los clásicos castellanos es que nunca le fallamos a Sánchez, un hombre que se conmueve ante los patios con naranjos de la Soria de la infancia de Machado (sic).
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