Harry el mimado
Con flema británica ·
A partir de ahora, él y su familia se van a quedar lejos de los tabloides, al igual que su tío, el tal llamado Andrés el pedófiloSecciones
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Con flema británica ·
A partir de ahora, él y su familia se van a quedar lejos de los tabloides, al igual que su tío, el tal llamado Andrés el pedófiloNo hay nada como la familia real británica para unir a mis compatriotas. Justo cuando, por fin, la nación va a conseguir su auto expulsión del club de libre comercio más rico del mundo, (también conocido como la Unión Europea), y un mal ... peinado Boris Johnson anima al petulante Donald Trump a enrollarnos en sus desacuerdos con Irán, o Australia está a punto de convertirse en una mancha carbonizada en el mapa, llega el Clan Windsor para darnos un poco de perspectiva. Olvidemos nuestra inminente ruina económica, una guerra en el Oriente Medio y el fin del mundo. ¡El príncipe Harry y Meghan ya no quieren currar para el palacio de Buckingham! Eso sí es una noticia. En el pub de la esquina no hay otro tema.
¿Qué pasa con la pareja feliz? ¿No les gusta su trabajo? No parece tan difícil. A simple vista, básicamente consiste en aparecer en lugares públicos, como hospitales o colegios infantiles, dar la mano a los muchos 'súbditos leales' que les esperan, y decirles algo al estilo de «Hola, ¿qué tal?». Por eso, cada año les pagan una cierta cantidad de dinero. Nadie sabe la cifra exacta, no quieren revelarlo, (es más fácil convencer a un político de decir cuánto dinero lleva en un sobre), pero, para darnos una idea del nivel económico en que se mueven, se calcula que la abuelita del rubio tiene una riqueza personal de entre 310 y 510 millones de euros.Es una cantidad tan grande que no cabe en su bolso, como el teclado para lanzar sus misiles nucleares, y tiene que dejarlo en unas cuentas de inversión en las pocas colonias que la quedan, ente ellas las Islas Caimán y Gibraltar.
Pero Harry no hace lo que hace por el lucro. No, según él mismo, ha hecho todo por la patria, pero ya está harto. La prensa habla mal de su mujer y está muy indignado. A partir de ahora, él y su familia se van a quedar lejos de los tabloides, al igual que su tío, el tal llamado Andrés el pedófilo. Lo obvio sería dimitir, pero no lo hará. Está demasiado acostumbrado a la vida lujosa que lleva. Una cosa es dar la espalda a la prensa y otra es renunciar a la tremenda cantidad de privilegios que tiene por ser un duque real.
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