En una guerra disparan dos
Fuera de campo ·
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Fuera de campo ·
Los que más han destruido el clima de tolerancia de los 80 se preocupan ahora de la libertad de expresiónHace apenas tres años, los investigadores Jonathan Haidt y Greg Lukianoff advirtieron de la aparición de nuevas formas de censura y coacción en los campus norteamericanos, que se detectaban también en todo Occidente. Era una intimidación ligada mayoritariamente a los activismos progresistas, aunque tenía ... réplicas en el ámbito conservador, y estaba vinculada a la hipermoralización de la vida pública, que lleva a interpretar cualquier diferencia política como parte de la batalla entre bien y mal.
Antes incluso que ellos, intelectuales de las dos tendencias se unieron para reclamar 'Free speech', discurso libre. Sin mucho éxito, por lo que parece, pues la mayoría de los estadounidenses no se atreven a decir en público lo que piensan. Lo que también ocurre cada vez más también aquí.
Este clima de intimidación social se ha vivido en España con el acoso a conferenciantes conservadores (Agustín Laje, Nicolás Márquez…) pero también liberales heterodoxos como Pablo de Lora. Acosados fueron también cantantes como Maluma, hasta que colaboraron con Madonna y se volvieron intocables. Por no hablar de los ataques en campaña electoral al PP, Cs y Vox.
Ha habido obispos que han sido vapuleados esgrimiendo como garrote amenazante la legislación sobre delitos de odio; una 'coach' fue multada por ofrecer asesoramiento psicológico a homosexuales que se replantean su orientación; y un profesor sancionado por explicar que solo existen dos sexos. Estos dos últimos casos, en la comunidad de Madrid, aplicando legislación del PP y con gestión del PP. Ambos anulados por la justicia gracias a la actuación legal de la Asociación de Abogados Cristianos que, para quien no lo sepa, reside en Valladolid.
Este era el clima –corroborado estos días por la anulación de un anuncio de Snickers, por presunta 'plumofobia'– cuando se produjo la retirada del cartel de la cantante Zahara, con Vox atribuyéndose el mérito de haber frenado una presunta ofensa religiosa, y ha sido suficiente para que muchos empiecen a preocuparse, por primera vez, por la libertad de expresión.
Justo quienes más han contribuido a destruir la tolerancia que España construyó en los años 80 y 90, imponiendo nuevas reglas que marcaban el territorio solo a los otros, se preocupan ahora. ¿Por qué? Porque han visto que su rival se ha cansado de solo recibir golpes y ha decidido también darlos. Ahora se alarman porque acaban de descubrir que en una guerra disparan dos.
Bienvenido sería el hallazgo si sirviera para iniciar un proceso de distensión. Pero, por lo que vamos viendo, más parece que solo pretenden desarmar al enemigo, para seguir guerreando sin peligro de ser atacados a su vez.
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