Había una vez tres cerditos. Creo recordar que se llamaban Pedro, Pablo y Pancho. Si me equivoco en los nombres, no tiene mayor importancia: el día menos pensado, antes de que acabe la campaña electoral, nos refrescarán la memoria. También había vaquitas mansas, pacíficas, tolón ... tolón, que daban leche merengada. Un burrito llamado Platero y una mamá oca con sus oquitas. Es el mundo näif de los políticos, el de esos señores que han de gestionar nuestra vida y que, para defender las explotaciones ganaderas, se hacen fotos en idílicos prados, con la vaca que ríe, con la gallina Turuleta. Todo este revuelo animal ha surgido por unas declaraciones del ministro Garzón, quién, hasta cuando dice verdades, parece que pronuncia tonterías. Hay más nivel intelectual en muchas escuelas infantiles que en los partidos políticos. Si me apuran, hasta en muchas granjas.
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La infantilizacion de la política está alcanzando tales niveles que da miedo. Por el nivel que demuestran quienes nos gobiernan y por el que nosotros demostramos aceptándo lo que dicen, entrando al trapo. No es de extrañar que haya por ahí estudios en los que se asegura que cada vez más gente abomina de la democraci. Shakespeare se lamentaba de los tiempos en los que los locos llevaban de la mano a los ciegos. Rey Lear, es la obra. ¿Quién nos lleva a nosotros de la mano? Niños conduciendo a más niños hacia el precipicio, flautistas de Hamelin, brujas ofreciendo chocolatinas. Tolón tolón. Cuidado con el lobo, estúpidos cerditos.
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