No ha tardado nada Machirulandia en salir dando cera a las futbolistas. Llevamos toda la vida viendo cómo ellos hacían la cama al entrenador y ahora resulta que las chicas son unas niñatas consentidas, unas feminazis, unas tuercebotas a las que hay que defenestrar. Todo ... en orden. Los machirulos llevaban unas semanas insultando a la primera ministra de Finlandia. Ya saben la noticia: unos trolls afines al Kremlin y la extrema derecha filtraron vídeos privados de Sanna Marin, grabados en un espacio privado, bailando y cantando con unos amigos.

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Desde una red social rusa hablaron de «vídeo escandaloso de la primera ministra de Finlandia mientras se escuchan comentarios pidiendo cocaína». A algunos no les gusta que una chica joven, guapa y preparada esté al frente de todo un país. Desde su llegada al poder, los ataques machistas han sido constantes. «La finesa cañón que puso firme a Sánchez», titularon aquí.

La han criticado por sus escotes, por llevar pantalones ajustados, por haber trabajado en un supermercado. Dos errores ha cometido: dar explicaciones para contentar a la extrema derecha (incluido el hacerse el test de drogas) y caer en la estúpida tentación tan de moda de grabarse en móvil. Algunos tienen la desfachatez de comparar su caso con el de Boris Johnson. Tampoco vamos a recordar a Boris Yeltsin borracho en público y a tantos otros.

A ninguno de ellos se les criticó tanto como a ella. Será mejor tener presidentes fumando puros y leyendo el 'Marca' que a una chica joven bailando en su tiempo libre. Eso sí, quizá mientras baila no roba como otros. En fin, que queremos a Sanna como a Rajoy dándolo todo en la pista, qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche.

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