Mikel Casal

La gran dimisión y los nuevos perfiles para gestionar lo político

«Con mentalidad empresarial pondría en la calle a muchos políticos, contrataría a nuevos candidatos y cambiará estrategias y políticas, pero simplemente me resigne a ser un ciudadano 'cabreado'»

Fco. Javier Cantera Herrero

Sábado, 26 de febrero 2022, 00:09

Hace unos días, analizando el fenómeno de la gran dimisión de profesionales que ha aparecido en las empresas americanas, tuve un sueño nocturno. En mi sueño, los políticos dimitían en bloque por su desconexión emocional con la política y con la ciudadanía y dejaban sus ... puestos a empresarios, científicos, profesionales de ONG, que asumían esta función con otra filosofía de gestión y desarrollo. Al despertarme y encontrarme con las miríadas de noticias sobre la ineptitud de la gestión política quise reflexionar sobre este sueño. ¿Y por qué no? Tendríamos que pensar de una forma diferente a lo habitual para generar espacios de cambio en la gestión política. Si en Italia han conseguido que Draghi sea considerado como una alternativa al bucle continuo de candidatos encerrados en su propio partido, ¿por qué no en España? Ahora ¿Es atractivo para un directivo, científico u otro profesional ser político? Sinceramente, no.

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No es un entorno de prestigio social. Hace muchos años, el sacerdocio era un rol de prestigio social, por tanto, las mentes más preclaras trabajaban en esta institución. Hoy día, es el empresariado por su plasticidad de opciones y por su recorrido pecuniario, lo científico por su valor social y las ONG por su consideración como bien común, y son en estas organizaciones donde se está instalando el talento diferencial. ¿Por qué no es atractivo al talento lo político? Por diversas razones, pero todas de indudable incidencia en la atracción y retención del talento.

1. La falta de una imagen de la política como un ecosistema de escalabilidad por mérito. Todos sabemos que en política no es tan usual que el talento sea el criterio básico para el ascenso organizacional. Sabemos que toda institución hay banderías y grupúsculos, pero en política todavía esta situación está más acusada. Solo la adhesión y la cooptación son los sistemas para medrar en dichos ecosistemas. Organizativamente están diseñados para subir a través de continuas adhesiones a 'patrones' determinados y crear una sensación de ombliguismo autorreferenciado habitualmente. Es un ecosistema poco atractivo para un talento que quiere tener oportunidades tasadas por su valor profesional y no por su adscripción personal. No hay 'Employer Branding' potente en los partidos políticos.

«Si la gestión de lo político no atrae al talento, no tiene políticas de recursos humanos y no ejercen un liderazgo participativo, ¿cómo quieren atraer el talento?»

2. El valor de la monoexperencia en la Organización. Casi todo los líderes vienen de una promoción interna pero con unas mismas características que suelen ser que el partido es su única experiencia laboral. Son experiencias limitadas a un único contexto lo que determina un bagaje escaso de diversidad al no conocer otros y no haberse adaptado a otros ámbitos. En las empresas siempre hay selección para entrar por méritos previos y se potencia la promoción por valía, en los partidos no hay selección previa y solo se promociona por su nivel de cercanía de 'padrinos' internos. No hay políticas de recursos humanos en los partidos políticos.

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3. El liderazgo en estas instituciones es un modelo paternalista y clientelar. Conmigo o contra mí, suele ser la forma de funcionar. En estos modelos, la autonomía y la diferenciación por valía profesional es muy difícil fuera del estricto orden jerárquico. Este tipo de liderazgo genera súbditos y no profesionales que apuesten por su carrera y que alinean sus objetivos profesionales con los objetivos de las empresas o instituciones. No hay un liderazgo atractivo en los partidos políticos para el talento.

Si la gestión de lo político no atrae al talento, no tiene políticas de Recursos Humanos y no ejercen un liderazgo participativo, ¿cómo quieren atraer el talento? Sin duda, que hay muchas empresas, centros científicos, universidades y ONG que tampoco tiene estos tres elementos pero si existe la posibilidad que el buen talento los penalice como un lugar inapropiado para trabajar y se van a otra empresa pero en el mundo político no puedes cambiar de partido y si lo haces tienes un enorme desprestigio social.

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«La sociedad civil debe cambiar su percepción del valor de los empresarios, tecnólogos y líderes sociales como personas con enorme valor público y abrirse a no votar solo partidos sino a personas»

¿Y cómo podemos hacer atractivo al talento la gestión de lo político? Por una parte, la sociedad civil debe cambiar su percepción del valor de los empresarios, tecnólogos y líderes sociales como personas con enorme valor público y abrirse a no votar solo partidos sino a personas. Abrir a la sociedad a una participación más abierta además del cambio de la ley electoral implica un cambio de mentalidad. Más personas y menos ideologías. En segundo lugar, hacer que las instituciones políticas sean más eficaces con las medidas de liderazgo, gestión de personas y cultura; y en tercer lugar, favorecer que la independencia y prestigio acompañe a aquellos talentos que decidan cambiar hacia la gestión pública. Quitando tantas esclavitudes de imagen y dotando de una enorme atractabilidad social a los roles de gestión política.

Y el argumento del escaso dinero en el mundo de la política hay que contextualizarlo, seguro que multitud de talento joven que por la compensación retributiva se moverán solo en el mundo empresarial, pero cuando se llega a estar en un punto álgido de la carrera profesional puede moverse por otros fines más allá del dinero. En el Senado romano, la experiencia era un gran valor la gestión de lo público que no podía despreciar una falta de atractivo ningún ciudadano. Pero en este mundo, y no solo en España, pero especialmente en el entorno político, ¿quién se arriesga a romper con la pleitesía de partido para enriquecer con sus experiencias empresariales previas la propia gestión política?

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Y en este momento, cuando me desperté y leía los periódicos del día me deprimí. Con mentalidad empresarial pondría en la calle a muchos políticos, contrataría a nuevos candidatos y cambiará estrategias y políticas, pero simplemente me resigne a ser un ciudadano 'cabreado'. ¿Hasta cuándo vamos a mantener esos silos tan impermeables entre la gestión de lo político y la gestión privada? En mi querida Palencia se decía «Si quieres saber como es fulanito, dale un carguito», pero quienes ya han tenido carguitos seguro que saben todas sus bondades y dificultades. Y tras despertarme tomé el agua con limón de todas las mañanas, pero ese día me supo más amarga, eso si tenía una sonrisa maligna mañanera.

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