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Sede del Tribunal Constitucional. Juanjo Martín-EFE
Una gran desvergüenza

Una gran desvergüenza

«La renovación de las instituciones constitucionales ha contribuido al descrédito de la política, a la mediocridad institucional y a la desafección ciudadana»

Antonio Papell

Valladolid

Miércoles, 10 de noviembre 2021, 07:15

La renovación de los órganos constitucionales caducados, que todavía no ha concluido, lleva camino de convertirse en un escándalo de tal envergadura que el régimen político no tenga más remedio que cuestionarse a sí mismo y elegir entre realizar una reforma constitucional profunda o arriesgarse ... a asistir a su propio colapso. Porque para que funcione un sistema democrático es necesaria la adhesión cálida de la gente, la formación de un clima de consenso positivo en torno a unas reglas de juego que nos hemos dado y nos hemos comprometido a respetar. Si la vigencia del modelo se reduce a los simples efectos de la inercia o del miedo, de la indiferencia y la coacción, nos estaremos situando al borde de un despeñadero. Es cierto que vivimos en un marco europeo y global de notable estabilidad, pero no hace tanto tiempo que en el corazón de la vieja Europa unas colectividades se enzarzaron en una mortífera y cruel confrontación por no ser capaces de organizar la diversidad étnica, política y social.

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