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Leonard Cohen.
Gracias por el baile

Gracias por el baile

El faro de Aqualung ·

«Te estaremos eternamente agradecidos, querido Leonard»

Viernes, 20 de diciembre 2019, 07:30

A penas media hora. Solo 29 minutos. 9 canciones en las que Leonard Cohen le roba a la muerte el último suspiro. Un disco póstumo siempre provoca recelos. Pensamos en piruetas necrófilas alimentadas por canciones inacabadas y jaleadas por un marketing carroñero. ' ... Thanks for the dance' es otra cosa. Es 24 quilates de puro Cohen. Un delicioso colofón a su anterior disco, 'You want it darker', epitafio glorioso y sombrío editado tres semanas antes de su muerte. En las sesiones de grabación de aquel disco, un Leonard Cohen enfermo terminal dejó preparadas poesías y melodías para que Adam, su hijo, las vistiese con un fondo musical adecuado. Y así nació este 'Thanks for the dance'. Una despedida final protagonizada por un séquito donde aparecen sus mejores amigos y últimos colaboradores para regalarnos un disco que es un sueño, un regalo, un milagro. El de unos últimos poemas encontrados en los bolsillos del viejo abrigo del bardo fallecido. Regresan los mismos temas, el amor, el sexo, la política, la muerte, y lo hacen con la eterna y bíblica voz cavernosa. La minimalista contención en un tema dedicado a la legendaria Marianne, su amada en los días de Hydra, la misma a la que agradece el último baile con recuerdo al bebé que casi tuvo con ella. Versos a medio camino entre la Biblia y el fusil caliente, con Lorca en bandolera en una versión libre de 'La casada infiel' aromatizada con flamenco. Liturgia catedralicia (coros femeninos y vientos mediante), susurros majestuosos, melodías zen de increíble belleza, niebla de besos de verano, pequeños fuegos con brillante chispa moribunda, luces apagadas y luciérnagas desnudas que se rinden a un narciso machete, marionetas para quemar la tierra, intentos homéricos de trepar las colinas aunque ya no haya fuerzas, el desasosiego de la derrota, del fin («navegué como un cisne, me hundí como una roca, pero el tiempo se fue hace mucho, más allá de mi risa»). 'Thanks for the dance' termina con una canción que no es otra cosa que un poema que Cohen recitó durante su última aparición pública en el que nos insta a que escuchemos al colibrí antes que a él, a la mariposa antes que a él, a la mente de Dios antes que a él. ¿Y si Leonard Cohen es el colibrí, la mariposa y la mente de Dios? Por todo ello te estaremos eternamente agradecidos, querido Leonard. Gracias por el baile. Por el último baile. Fue un infierno. Fue grandioso. Fue divertido. Gracias por todos los bailes. Uno-dos-tres, uno-dos-tres, uno.

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