Gracias

La manifestación de agricultores sirvió para recordarnos que hay otras noticias que deberían ocupar más espacio que el coronavirus, que se lo lleva entero. Durante toda mi vida he escuchado que este colectivo se queja de vicio, que vive de las subvenciones de la ... PAC y que pasa más horas en la cantina que en la huerta. Los paletos de capital creemos que disponen de máquinas y tractores 'que lo hacen todo', olvidando que si nadie las guía ni siquiera arrancan. Soy de esos tontorrones que piensan que los pimientos que compramos en la frutería o en el súper llegan solos a la estantería, sin nadie que los cuide, los sulfate, los recolecte y los malvenda a un intermediario por un precio irrisorio.

Aunque la tractorada dificultó durante unas horas la circulación por lugares estratégicos de la ciudad, no observé malas caras ni en los peatones ni en los conductores, que se tomaron el asunto con parsimonia. Al ver que nadie tocaba el claxon desesperado por el atasco, supuse que los sufridores comprendían el malestar de los labriegos, y que estaban sumamente cabreados desde que saben lo poco que los intermediarios y las grandes superficies pagan por una cebolla en el terreno y el precio que alcanza en el mercado.

Para mí, no obstante, lo mejor de la jornada de ayer fue que los manifestantes lograron lo que parecía imposible: que nos olvidáramos por un ratito de la epidemia. Gracias, amigos.

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