¿Es este gobierno un lastre?

Incompetencia que ha sido, y está siendo, exhibida sin ningún pudor. La mayor demostración son los estrepitosos resultados en lo referente a la situación económica; la suicida inhibición ante la amenaza que representa la inmigración ilegal; la ausencia de medidas encaminadas a crear puestos de trabajo, que palien la desesperada situación de muchos españoles; la descerebrada política exterior y de seguridad, así como la alocada adopción de medidas que socavan la cohesión territorial y la soberanía nacional, o atentan contra derechos constitucionales.

Los fracasos acumulados en los distintos escenarios constituyen la mayor preocupación de la sociedad española, y han convertido al gobierno en un lastre que impide adoptar las medidas oportunas y necesarias para hacer frente al caos en el que cada día que pasa nos encontramos más inmersos.

Pero lo que es muy difícil de explicar, y de asumir, es la tragedia que ha significado para miles de familias la dirección y gestión de la crisis sanitaria, a pesar de las campañas de propaganda y desinformación con las que se ha tratado de influir en la formación de la opinión pública.

Ha sido toda una catástrofe que, en nueve meses, ha provocado un número de bajas que oscilan entre 40.000 y 60.000, según las distintas fuentes. En proporción muy superior a las que sufrieron las fuerzas armadas estadounidenses en las guerras de Corea (36.574 entre 1950/53), Vietnam (58.220 entre 1964/73), o en la primera guerra del golfo (383 entre 1990/91).

Y nos podemos dar con un canto en los dientes porque, según algunos, gracias a la acertada dirección, control y gestión de la crisis de la pandemia, se habrían logrado salvar, hasta finales de julio, 450.000 vidas. Porque, de no ser por ese éxito, estaríamos hablando en estos momentos de una proporción de bajas superior comparativamente a las de Hiroshima y Nagasaki.

No obstante, y a pesar de ese triunfalismo, científicos, diplomados en diversas especialidades médicas, expertos en logística sanitaria, incluso analistas y líderes de opinión, han dado publicidad a opiniones en las que ponen de manifiesto indicios bastante concluyentes de la nula o escasa preparación para hacer frente a la pandemia, a pesar de disponer con varios meses de antelación de avisos de distintas organizaciones internacionales; de una clamorosa improvisación en la adopción de medidas dando siempre la sensación de que eran meras ocurrencias, más que fruto del trabajo de órganos de asesoramiento debidamente cualificados; así como de que la gravedad de la amenaza, que iba a poner en riesgo de manera muy segura la vida y hacienda de los españoles, no había sido correctamente evaluada por la mayoría de los diversos niveles de gobierno.

Parece evidente que, para amortiguar el horror, disminuir la conmiseración, y acallar las previsibles protestas, se ha silenciado y manipulado la información sobre la pandemia. Pero el documental '2020', de Hernán Zin, va a permitir que la sociedad española pueda ver una gran parte de la tragedia que tanto políticos como algunos medios de comunicación han tratado de ocultar.

En 1921, con una sociedad muy diferente a la actual y con una muy escasa capacidad de difusión de la información, como consecuencia del desastre de Annual con bajas que oscilaban según distintas fuentes entre 12.000 y 15.000, se ordenó instruir un expediente (el conocido como 'expediente Picasso'), para determinar posibles responsabilidades.

¿Cuándo se va a ordenar instruir el 'informe Picasso' de la Covid-19?