Geriátricos

Lo ocurrido debe provocar una profunda reflexión, primero, que dé lugar a una reforma a fondo de la institución, después. No se trata de convertir los geriátricos en hospitales sino de vincularlos a la red sanitaria, haciendo de ellos unidades primarias e introduciéndolos en el sistema. En otras palabras, los geriátricos públicos deberán asociarse estrechamente a los hospitales generales y los privados a centros de referencia públicos o privados mediante convenios específicos.

Pero los geriátricos no sólo han de velar por la salud física y mental de los alojados: también deben proporcionarles una calidad de vida adecuada, que se traduce en la prestación de servicios, en la existencia de medios deportivos y culturales, en la realización de actividades lúdicas, etc. Para garantizar que se cumplan estos requisitos, las comunidades autónomas deberán mantener un servicio de inspección adecuado, que haga imposibles situaciones degradantes como las que se han detectado a raíz de la pandemia. La sociedad civil, por su parte, deberá controlar estrictamente la atención que reciben sus mayores; a fin de cuentas, todos aspiramos a serlo algún día.