Alfonso fernández Mañueco y Teodoro García Egea se saludan en la Junta del PP de Castilla y León. RODRIGO JIMÉNEZ

'Génova, 13'

Rincón por rincón ·

«El enfrentamiento entre Génova y Mañueco no es nuevo. Viene de lejos. Hay odios que no se pueden disimular»

J. Calvo

León

Lunes, 10 de enero 2022, 07:29

Génova, 13 tiene un aire a última de tebeo. Por el nombre, por supuesto. Algo así como el emblemático '13, Rue del Percebe' donde todo o casi todo era posible. Aquellas historietas del cómic tendrían hoy su traslación al entramado político si no fuera por ... lo serio de la cuestión, y por lo irónico si se quiere.

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De la Rue del Percebe quedan en la memoria personajes únicos. La portera, Doña Tomasa, Doroteo viviendo en las alcantarillas, las historias de la pensión Rita, aquel Ceferino el ladrón, los hermanos Fifí y Nené, y por supuesto, Manolo, el pintor, un tipo singular residente en la azotea y siempre perseguido por los acreedores.

A cada uno de esos tipos, a poco interés que se le ponga, se le podría encontrar hoy un paralelismo histórico, pero real, con quienes han pisado la moqueta de Génova, 13 y han subido en su ascensor. Seguro que planta a planta, cuarto a cuarto, se podrían encontrar coincidencias singulares o terribles.

Por encima de los personajes que formaban 'la última' existe un paralelismo en el conjunto. Ambos inmuebles forman parte de una singular historia sin fin de intrigas, conspiraciones, enredos, endiablados planes de fuga, o de entrada, un poco de casi todo que resultaría cómico de no ser por la trascendencia que ello supone.

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A mayores de la historia conocida, ladronzuelos y pícaros incluidos. En Génova, en la sede de los populares, se ha urdido en los últimos meses un plan de actuación que tiene como objetivo laminar a los presidentes autonómicos para fortalecer a su líder nacional.

Se trata de una especie de 'campaña de desgaste' en la que se ha ido avanzando poco a poco y que tiene como principales peones a los presidentes provinciales. Y así, paso a paso, casilla a casilla, han ido avanzando hasta cercar al rey.

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Habrá quien cuestione el plan que, en términos generales, se ha resuelto de forma admirable a favor de Génova. Pero esa realidad no oculta otra menos trascendental: hoy por hoy existe una corriente de barones que no miran con buenos ojos a su líder nacional. Es más, a Pablo Casado le tienen en el punto de mira.

Mañueco, como Isabel Díaz Ayuso. Juan Manuel Moreno Bonilla o Alberto Núñez Feijóo. Se han visto obligadon a formar parte de un 'frente autonómico' que pretende corregir los desequilibrios formados dentro de las filas del Partido Popular.

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Génova, con su desquiciante forma de entender la gestión orgánica, ha convertido al partido en un eje único que extiende sus tentáculos hacia las autonomías. Y en estas, quienes han alcanzado la dirección local, se defienden de esa presión.

El ejemplo más visible en los últimos días ha sido la confección de las listas autonómicas con la mirada puesta en las elecciones en Castilla y León. Teodoro García Egea ha reescrito algunas de las candidaturas y Mañueco le ha emborronado de nuevo el papel. Así han estado las cosas.

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Teodoro, por mucho que se diga, no puede ver a Mañueco. Cosas de palacio. Claro que si se le pregunta al presidente del PP autonómico las sensaciones no son mucho mejores. Génova ha presionado a Mañueco y el enfado se ha multiplicado por mil.

El enfrentamiento entre Génova y Mañueco no es nuevo. Viene de lejos. Hay odios que no se pueden disimular. De ahí el interés del hoy presidente interino de la Junta por fortalecer su figura y robustecer sus cimientos en Castilla y León. No se trata solo de gobernar, también de marcar el territorio y dejar claro su peso específico cada vez que cruce la puerta de la '13, Rue del Percebe', perdón de 'Génova, 13'.

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