Garantía
Algo que decir ·
«Cobrar nómina, por ejemplo, de una caja de ahorros de esas que tenían monte de piedad, era la garantía de una tarea cómoda y con calefacción en la que, si no cesabas antes voluntariamente, podías jubilarte»Algo que decir ·
«Cobrar nómina, por ejemplo, de una caja de ahorros de esas que tenían monte de piedad, era la garantía de una tarea cómoda y con calefacción en la que, si no cesabas antes voluntariamente, podías jubilarte»Cuando empecé a currar, una de las frases más envidiable estaba relacionada con la suerte del que había entrado a trabajar en un banco, que se consideraba como un empleo muy seguro; y bien pagado, sobre todo teniendo en cuenta la miseria salarial que recibíamos ... otros mortales. Cobrar nómina, por ejemplo, de una caja de ahorros de esas que tenían monte de piedad, era la garantía de una tarea cómoda y con calefacción en la que, si no cesabas antes voluntariamente, podías jubilarte. Una bicoca. Por lo general, el bancario (que no banquero) era un tipo conocido que te gestionaba la cartilla y que rara vez engañaba al cliente, que incluso llegaba a ser amigo.
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Pero hoy, ese chaval tan majo que atiende en su mesa sin ventanilla por el medio tiene instrucciones concretas de vender un producto financiero ideado por los que mandan que vale menos que el orín de los perros. Y, lejos de ser un colega, está preparado para endiñar una hipoteca o una tarjeta 'revolving', cuyo propósito es 'mordisquear' la cuenta corriente al poco de firmar.
Para que los beneficios de la banca sigan creciendo, ahora toca cerrar sucursales, despedir empleados y obligar a los clientes a usar el cajero para sacar, pagar y meter. Aunque a día de hoy la pantalla suele informar de que «esta operación no tiene coste para usted», me pregunto cuándo tendremos que soltar la mosca por recargar el bonobús. Al tiempo.
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