En agosto del año pasado India y Pakistán han conmemorado el setenta y cinco aniversario de su independencia. La joya de la corona, como la definía el Raj británico, se extendía a lo largo de 4,3 millones de kilómetros cuadrados, con mas de 400 ... millones de habitantes, distribuidos por un territorio diverso de antiguos reinos, en comunidades de una variada diversidad religiosa de hindúes, musulmanes, sijs, budistas, zoroastristas, judíos y cristianos. Comunidades que cohabitaban en la península indostánica, siendo el colectivo de hindúes mayoría en el sur, en el centro y en algunas regiones del norte, junto a los musulmanes que eran mas numerosos en la parte norte hacia el este y el oeste. En años anteriores a la independencia, los colonizadores británicos acostumbraban a dividir a la población local por grupos religiosos, como lo ejemplifica la profesora Navtej Purewal, miembro del Consejo de Investigación de Artes y Humanidades de India: «Por ejemplo, creaban listas separadas de votantes musulmanes e hindúes para las elecciones locales. También había escaños reservados para políticos musulmanes y para hindúes. La religión se convirtió en un factor en la política» (Fuente: BBC News, 15.08.2022). Había liderazgos con posicionamientos distintos, en el caso de Mohandas Karamchand Gandhi a favor de una India unida e independiente de Inglaterra, por su parte Sri Pandit Jawaharlal Nehru defendía la emancipación de la India y su unidad en las negociaciones, y Mohamed Alí Jinnah, líder la comunidad musulmana, sostenía, ya partir de los inicios de los años cuarenta, la necesidad de una nación separada para los indios musulmanes por la sospecha que con un gobierno de mayoría hindú la comunidad musulmana no sería respetada. Todavía hoy responsables políticos del partido en el Gobierno de la India ponen en duda la voluntad de Gandhi contraria a la vivisección, al ensalzar a Vinayak Damodar Savarkar como uno de los luchadores por la libertad y la independencia, el que fue acusado de ideólogo del asesinato del llamado padre de la patria, Bapu (Fuente: The Indian Express, 19.11.2022).
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El Parlamento inglés, antes de cerrar por vacaciones, aprobó el 18 de julio de 1947 la Ley de Independencia de la India, y al atardecer del 14 de agosto, coincidiendo con la noche del destino, fiesta musulmana, Pakistán por su parte, y la India por la suya en la mañana del 15 de agosto, fecha esta denostada por los jyotisbi, los astrólogos indios, representantes del poder más influyente de la India, pasaron a ser dominios independientes de la corona británica bajo la tutela de un gobernador general, el entonces virrey Lord Mountbatten.
Previamente el 8 de julio, un abogado de prestigio, Cyril Radcliffe, había llegado a la India con un mandato del gobierno laborista inglés, diseñar una línea de fronteras en el mapa de la península indostánica de casi tres mil kilómetros, basándose en criterios de mayorías religiosas, de la forma más equitativa posible sobre un plan diseñado por el Comisionado de Reformas Políticas del virrey, el indio coolie Vappala Pangunni Menon. Radcliffe nunca había viajado más allá de París, era un letrado competente y aceptado por los representantes del Partido del Congreso (PC) y de la Liga Musulmana (LM), gracias a su imparcialidad por desconocimiento de la realidad de la India. No pudo contar con asesores ni expertos de la Organización de Naciones Unidas por expreso boicot británico, el Raj no quería testigos de lo que se estaba debatiendo para «evitar la apariencia de que necesitaba ayuda externa para dejar de gobernar su propio imperio». Sin mapas y censos actualizados, sólo algunos criterios generalistas como diseñar espacios en donde habitasen mayorías, bien de hindúes y sijs, o bien de musulmanes.
La posición de Gandhi fue clara, como lo explican sus declaraciones y actuaciones desde su vuelta a la India en 1915, una vez cumplidos sus compromisos en Sudáfrica. Las entrevistas con Ali Jinnah así lo demuestran, especialmente la de octubre de 1946, que se celebró en contra de la opinión de Nehru («Jawarharlal no lo desea» era uno de los mantras que repetía Gandhi). En una de las cartas en respuesta a la petición de entrevistarse con Jinnah, Gandhi había escrito: «Ojalá pudiera hacer algo, pero me encuentro totalmente incapacitado. Mi fe en la unidad es tan luminosa como siempre; sólo que no veo que surjan ninguna luz de las tinieblas impenetrables». El resultado de la vivisección, más de un millón de muertes y quince millones de seres humanos que se levantaron la mañana del 15 de agosto de 1947 sin saber a qué país pertenecían. Y las fronteras han seguido siendo objeto de disputa entre India y Pakistán hasta el día de hoy, especialmente Cachemira, una región del Himalaya conocida por la belleza natural de sus paisajes y también por su diversidad étnica, aún permanece como fuente de conflicto hasta hoy.
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Y por el contrario, sin embargo, hay un querer entenderse y convivir. La investigadora Ana Ballesteros ha documentado acertadamente en 2019, a propósito de las variadas formas culturales de encuentros (literatura, cine teatro…), iniciados por colectivos de mujeres en 1979, cómo se vienen dando desde hace años, para sanar en parte la herida de la frontera de dos países con un pasado común, varias guerras y un equipamiento nuclear amenazante bajo gobiernos actuales que cultivan una actitud beligerante. Son las acciones comunes de «superar las divisiones y practicar una diplomacia cultural de la que se pudiera beneficiar la población», a través del contacto humano, la mejor herramienta de construcción de humanidad según Gandhi.
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