VJuan García-Gallardo y Alfonso Fernández Mañueco, en sus escaños de las Cortes regionales. A. MINGUEZA

Un ojo, en Vox; el otro, en Gallardo

LA ESPITA ·

La principal conclusión en el aniversario del adelanto electoral es que los de Abascal le han robado el relato a Mañueco. Y lo peor para el presidente de la Junta es que a él y a sus consejeros se les nota.

J. I. Foces

Valladolid

Domingo, 12 de febrero 2023, 00:09

Simula y disimula, aconsejaba el cardenal Mazarino en su 'Breviario para políticos'. Es una máxima esencial para cualquiera que se dedique al arte de la cosa pública. Mañana se cumple un año de las elecciones que adelantó Alfonso Fernández Mañueco para sacudirse de encima a Ciudadanos ... , pero el presidente de la Junta, sus consejeros y los adláteres parlamentarios del primero si algo no cultivan desde que gobiernan con Vox es el arte de simular; tampoco el de disimular.

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He ahí la venganza de las urnas. Mañueco quiso acabar con los de Francisco Igea (aquel consejero de todo lo de Ciudadanos en la Junta, menos Cultura porque no llegaba, y que hoy deambula como alma en pena en la oposición) y las urnas le llevaron a atarse a los de Santiago Abascal. Mañueco ganó aquellas elecciones, pero con tan pírrica mayoría que acabó abocado a echarse en brazos de Juan García-Gallardo, un recién llegado a la política, al que le regaló todo lo que le pidió: Vicepresidencia sin responsabilidad de gestión y carteras de mucho lustre, poco riesgo y opción de ajuste de cuentas ideológico (Agricultura, Cultura e Industria). El propio Gallardo tiene que estar hoy tirándose de la barba por no haber apretado más al presidente del PP. De haberle pedido la luna, se la habría concedido. O casi.

Un año después, acelerado por los acontecimientos del último mes (disparate parlamentario del PP al votar contra su propio gobierno regional, escándalo del protocolo antiaborto y auto judicial ordenando al PP convocar el congreso provincial de Salamanca), Mañueco, sus consejeros, su partido y los adláteres en el grupo parlamentario están desbordados por Vox. Eso se ve día a día. Lo peor para ellos, para todos ellos, es que se les nota. Ni simulan ni disimulan. ¿No saben? Sí, pero es peor: no pueden. Vox los tiene tan contra la pared que la situación supera a Mañueco y a toda su troupe, desde los cinco consejeros que comparten con él responsabilidades de gestión en la Junta, al orfeón de asesores y personal contratado, que llenan algún autocar, pasando por un grupo parlamentario sobrepasado en el día a día, como demuestran el 'Guapo de Discoteca' (Por Ávila dixit), Raúl de la Hoz, y el expulsado del Consejo de Gobierno hace un año, Ángel Ibáñez, que son un enorme lastre para el presidente de la Junta y del PP regional. No digamos ya en el partido, donde un Francisco Vázquez con cara de estar todo el día enfadado con media comunidad autónoma, no logra mantener engrasada la maquinaria de hacer política, como se ha visto con el auto de la jueza salmantina Raquel Pérez, que le ha acabado obligando a convocar un congreso provincial en la única provincia en la que este partido gobierna con mayoría absoluta.

María González Corral, consejera de Movilidad., en un pleno de las Cortes de Castilla y León. A. MINGUEZA

El corolario del año de Gobierno de coalición PP-Vox para Mañueco no puede ser peor y buena parte de culpa (si no toda) la tiene él. No ya porque ese acuerdo de gobierno haya sido contraproducente para los populares dentro y fuera de Castilla y León, sino porque el propio presidente de la Junta y del PP regional parece que lleva escrito en la frente que esto le supera. Un oftalmólogo sentenciaría que lo que padece es un estrabismo político de tomo y lomo, puesto que un eje visual lo tiene hipotecado en mirar a Vox y el otro, a Juan García-Gallardo, vicepresidente de derecho pero, de hecho, presidente del ala Vox en la Junta. Y, claro, estando pendiente de esas cosas, la acción pública del PP desde la Junta queda claramente obnubilada. Ni el mensaje, ni los programas, ni las medidas ni nada de lo que hacen el presidente y sus cinco consejeros populares cala fuerte en los administrados.

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Intenten un ejercicio muy sencillo. Deténganse 20 segundos a reponderse a la pregunta de decir una medida de la Junta de Castilla yLeón en este año que haya contribuido a mejorar su calidad de vida como habitantes de esta comunidad. Una medida. Solo una. ¿A que nos les sale ni una? Y no será porque no las hay. ¡Claro que las hay! Valdría con algunas puestas en marcha en la Consejería de Movilidad y Transformación Digital, la más efectiva desde el punto de vista de la gestión (la dirige la vallisoletana María González Corral). Incluso escarbando en el departamento de Familia, el de la zamorana Isabel Blanco, hay importantes iniciativas a tener en cuenta, si exceptuamos la errática gestión postpandemia hacia las residencias, claramente mejorable. Pero el baldón de gobernar con Vox y la incertidumbre que tienen Mañueco y sus consejeros por no saber por dónde les saltarán cada mañana Gallardo y los suyos, les tapa la trascendencia pública de su gestión.

Si a eso se añade que la parte popular de la Junta desprende olor a alcanfor por los dos consejeros 'veteranos', muy acomodados en sus coches oficiales, Mañueco no tiene motivos para celebrar el primer aniversario del adelanto electoral. Vox le ha robado el relato. He ahí la venganza de las urnas.

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