Uno de los lenguajes profesionales más intrincados es el de los médicos, que llaman alopecia a la calvicie o 'hallux valgus' a los juanetes de toda la vida. Cosa distinta es cuando el galeno se dedica a la política y tiene la obligación de hacerse ... entender por el pueblo llano, al que van destinadas las decisiones del consejo de ministros o de gobierno. A este último grupo, al de políticos que necesitan que todos lo entendamos, pertenece el doctor Francisco Igea, que no se anda con galimatías, lo cual se agradece. Ayer, por ejemplo, aprovechó la rueda de prensa para decirnos que desde el martes casi podremos disfrutar de la vida que hacíamos antes de la pandemia ya que el riesgo estaba «controlado». El señor vicepresidente dejó claro que utilizaba esta nueva frase porque no le gustaba aquella otra de la «nueva normalidad», repetida hasta la náusea por don Pedro Sánchez para levantarnos la moral pensando que habíamos superado lo peor de la crisis.
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Aunque estoy seguro de que esta vez va en serio, me viene a la cabeza el chiste de aquél tipo que pedía socorro tras despeñarse y quedar agarrado a unos matojos sin consistencia. Cuando estaba a punto de caer el vacío escuchó una voz que decía ser Dios y le invitaba a soltarse porque Él lo recogería; educadamente, el afectado dio las gracias y preguntó si había alguien más en los alrededores. El pobre diablo no sabía que estaba todo controlado…
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