Antonioi Calonge (izquierda), Francisco Igea (centro) y Pedro J. Muñoz (segundo por la derecha), el pasado lunes en Cebreros reunidos con alcaldes. A la derecha arriba, la atenta mirada de Adolfo Suárez en una fotografía.

Fusionar cementerios

LA ESPITA ·

Es probable que en Cebreros haya comenzado a escribirse esta semana el definitivo capítulo de la ordenación territorial que salve lo poco que quedará de muchos pueblos

J. I. Foces

Valladolid

Domingo, 19 de julio 2020, 09:54

La tan traída, llevada y fracasada ordenación del territorio de Castilla y León vuelve al primer plano de la política, con permiso de la covid-19. Es una materia que levanta en la calle para los castellanos y leoneses la misma pasión y similar interés ... que el debate de si la servilleta ha de ponerse en la mesa a la izquierda del plato o a la derecha. Pero vaya si tiene interés y es trascendental (lo de la ordenación territorial, no lo de la servilleta): de ese debate depende dónde va a haber en las zonas rurales consultorio médico o centro de salud y dónde no; dónde colegio rural agrupado y dónde ni escuela; dónde van a estar las oficinas de extensión agraria; cuántas veces a la semana van a recogerles la basura a los vecinos de un pueblo... Es decir, la calidad de vida de los habitantes de un pueblo, su supervivencia como municipio y su agrupación en mancomunidades.

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El pasado lunes, Francisco Igea, vicepresidente y consejero de casi todo lo de Ciudadanos en la Junta (menos Cultura, porque igualar intelectualmente a Javier Ortega le resulta complicado) se desplazó a la abulense Cebreros para reunirse con alcaldes de la región de cara a cerrar de una vez la ordenación territorial y de servicios. No parece que el vice y su equipo tuviesen un arrebato de centrismo (son de Ciudadanos pero parecen ya más del PP que muchos consejeros con los que comparten gobierno) y por eso quisieran visitar la cuna de Adolfo Suárez. Cebreros no fue elegido al azar. Es la villa cuyo Ayuntamiento preside el socialista Pedro J. Muñoz. Para refrescar memorias, este regidor es el redactor por parte del PSOE de la vigente Ley de Ordenación, Servicios y Gobierno del Territorio. Esa ley que pactó con Juan Vicente Herrera en 2013 Óscar López, secretario socialista de infausto recuerdo para esta región, cómodamente aposentado ahora al frente de Paradores, con un sueldo anual de 140.000 euros (eran 183.500, pero con el recorte del 23,5% a toda la plantilla por la crisis de la covid...). Como por aquel entonces López había dejado la secretaría regional socialista pero no el puesto de portavoz en las Cortes, andaba a tortazos con el secretario que le sustituyó, Julio Villarrubia. Los socialistas de Castilla y León, ya se sabe, son expertos en boxeo político entre ellos. Meses después, Villarrubia fue defenestrado y aprovecharon Herrera y José Antonio de Santiago-Juárez, padre de la ordenación territorial por parte de la Junta (que no del PP, como se comprobó) para pactar con la gestora socialista, que Ferraz encargó a Jesús Quijano y a J. F. Martín, la parte urbana de la Ley de Ordenación, Servicios y Gobierno del Territorio, lo único en marcha, pese a ser más necesaria la ley para lo rural que para lo urbano. Entre medias, en el PP regional el zamorano Fernando Martínez Maíllo, otro 'estadista' de similar infausto recuerdo al de López, se encargó, ministro Cristóbal Montoro mediante, de frenar los intentos de ordenar el territorio y, claro, con los socialistas a tortas y los del PP a patadas, la parte rural de la ordenación se frenó. Ni los populares de Alfonso Fernández Mañueconi lo que le queda a Tudanca en el PSOE quisieron mover un dedo.

Hasta que el pasado lunes, el equipo de Igea reactivó el asunto a pie de calle. Hábilmente (la experta mano intelectual, académica y política de Antonio Calonge, director general de Ordenación del Territorio, se nota en este asunto y le permite a Ciudadanos sacar pecho), empezó una ronda de encuentros con alcaldes, que llegará a septiembre, para tratar de llevar en otoño a las Cortes una reforma de la ley vigente que, si le salen bien los planes a Igea va a permitirle, y de paso a Mañueco, una quíntuple maniobra. Primero, anulará el veto que ejerce el PSOE sobre su aplicación ya que los acuerdos para sacar adelante lo que falta de la ley necesitan de dos tercios de la Cámara y Tudanca otra cosa no, pero eso de vetar se le da de maravilla (que se lo pregunten a J. F. Martín). Segundo, Tudanca y su partido, como es costumbre, no aportarán de su ideario socialista ni las cáscaras y fracasará ante el mismísimo Pedro J. Muñoz, que el lunes ofreció a Cebreros como banco de pruebas de la ordenación rural. Tercero, Mañueco podrá demostrar que lo que no consiguió De Santiago-Juárez en ocho años, él en poco más de uno sí. Cuarto, Igea podrá sacudirse parte del 'Síndrome Pica' que existe en el Ala Oeste de la Junta (Pica, sobrenombre del vice de Herrera). Y quinto, y lo mollar, algunos pueblos podrán salvarse in extremis de morir por inanición.

Cuentan que cuando Igea empezó a remover la ordenación territorial, que no descarta las fusiones municipales, Mañueco le pidió explicaciones; que qué es eso de fusionar municipios llegado el caso, le preguntó, demostrando que en el PP eso es tabú. Aseguran que Igea le contestó que mejor fusionar municipios que no cementerios. Tiene razón el vice: si se dilatan más algunas medidas, la única vida que habrá en muchos pueblos será la eterna, la que habita en los cementerios.

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