El clima de Valladolid lleva varios siglos siendo más o menos estable. Se le conoce como de tipo «mediterráneo continentalizado», es decir, el de los célebres nueve meses de invierno y tres de infierno. El cambio climático, sin embargo, está trastocando esta categoría. En verano ... siempre ha hecho mucho calor de día, pero ahora también las noches son más cálidas y a veces cuesta dormir. Y en invierno hace frío, sí, pero antes hacía más. Me acuerdo de aquellas madrugadas gélidas cuando regresábamos a la ciudad de mirar las estrellas en Cigüñuela o en Cogeces del Monte y el dedo se quedaba pegado al metal del telescopio.
El cambio en los ciclos del agua es un factor crítico de clima, pero en este capítulo tenemos la suerte de disponer de un gran río que viene de las montañas, de la nieve (el otro río, nuestra Esgueva, es un detalle, como sabemos). Su caudal es un alivio para la vida urbana, y eso no parece que vaya a cambiar, pero hay otros desafíos. Ahora llueve de una manera más irregular que antes y en cantidades un poco menores. Los pinares del sur de la ciudad son una joya, pero van a sufrir con las sequías que se prevén y con el mayor riesgo de incendio consiguiente, uno que hay que atender. Los cultivos ya están viendo alterados sus ciclos, porque el cereal de secano necesita que llueva cuando tiene que llover y no a destiempo. Y los viñedos, la Ribera del Duero, ya está buscando pagos a más altitud, porque en las montañas de alrededor tampoco hace tanto frío en invierno como antes y eso permite cultivar allí ciertas variedades. También buscan tierras en otras latitudes. Ya hacen tinto hasta en Inglaterra.
En los próximos años tendremos sorpresas desagradables con el clima de Valladolid. Pero el proceso del calentamiento es gradual. Algunos años seguiremos teniendo heladas negras, o veranos que nos den un respiro y nos parecerá que no era para tanto esto del cambio climático y que los climatólogos exageraban, pero no nos engañemos. El que haya «dientes de sierra» en la temperatura y la lluvia, subidas y bajadas, no es óbice para que la tendencia general sea clara. Ante esto, hay que adaptarse e intentar mitigar los impactos previsibles del cambio del clima en la ciudad. Para ello, lo primero es establecer los efectos concretos que nos pueden afectar y arbitrar las medidas más eficaces que tengamos a nuestra disposición y que nos podamos permitir, porque los recursos son siempre limitados y hay otros gastos también muy importantes. Aunque bueno, en realidad, lo primero es tomarse en serio lo que decimos los científicos y darse cuenta de que esto que llevamos décadas advirtiendo está basado en la mejor ciencia actual, no en especulaciones o en intereses espurios. Hay muchas incertidumbres en la medida precisa de la temperatura (en la precipitación aún más), pero la ciencia no solo es sólida, sino que es lo único de lo que disponemos para gestionar objetivamente. Aunque creo que los vallisoletanos de cierta edad somos conscientes de que el clima de ahora no es igual que el que disfrutábamos cuando éramos unos niños y jugábamos en los parques.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.