Luis Tudanca anuncia que no se presentará a las primarias para dirigir el PSOE de Castilla y León. Alberto Mingueza

Tudanca: una despedida y un reconocimiento

«Hoy, probablemente, algunos sonreirán satisfechos. Son los mismos que nunca han querido esta tierra para otra cosa que no fuera para continuar esquilmando sus arcas»

Martes, 7 de enero 2025, 16:13

He esperado a escucharle pero no me ha decepcionado. Luis siempre ha sido un hombre de partido y un tipo elegante. Luis pudo ser presidente de la Junta. La miopía política de mi partido, mi decisión de no sacrificar el esfuerzo de los militantes que ... se habían enfrentado al aparato y habían ganado unas primarias traumáticas y mi lealtad a nuestro propio gobierno lo hicieron imposible. Soy por tanto responsable, no único pero si en primera persona, de que se frustrara el cambio por el que tanto había trabajado Luis y que tanto necesita esta tierra. Creo, honestamente, que le debo, al menos, una despedida y un reconocimiento público.

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Se ha despedido sin amargura y sin reproche. He convivido más de 5 años con él en las Cortes, hemos tenido acuerdos y discrepancias, pero puedo decir de él dos cosas sin temor a equivocarme: Es un político honesto y es una buena persona.

Luis ha sufrido las iras y la persecución de alguno de nuestros corruptos habituales. Solo hay que seguir los editoriales y artículos del 'Gurtel Daily Herald' para darse cuenta de que, con su saña habitual, lo han intentado hasta el final. Hurgando en lo personal, sin descartar nunca las difamaciones, utilizando las tramposas atribuciones de las responsabilidades y pecados de otros e intentando, en fin, todas esas sucias maniobras que tan habituales son en algunos. En esta tierra uno se mide a menudo más por sus enemigos que por sus amigos. Luis y yo hemos tenido el honor de compartir alguno de ellos. Eso nunca le arredró.

No desvelaré nuestras conversaciones en aquellas semanas de mayo y junio de 2019 pero si puedo decir que él siempre fue honesto. Confió hasta el final en que yo consiguiera convencer a mi partido y yo lo intente hasta la amenaza directa de expulsión. Tuve entonces que decidir entre dejar el partido en manos de Luis Fuentes, e irme a casa, o intentar llevar lo más lejos posible el programa que habíamos defendido quienes de verdad creíamos en la necesidad de cambiar esta tierra. Yo entonces, como él hoy, decidí respaldar a mi partido, a pesar de creer que estaba profundamente equivocado. Creí honestamente que eso era lo mejor, por eso comprendo bien su decisión de hoy.

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Luis fue una oposición responsable durante los momentos más duros de la pandemia, quizás eso tampoco le ayudó. Algunos preferían entonces alentar la desesperación e incluso recurrir desde algunos ayuntamientos las decisiones de la junta. Luis fue siempre más discreto y más sensato. Finalmente cometió otro error. Se fio de quienes, desde dentro de Ciudadanos, le hicieron creer que nosotros podíamos apoyar una moción de censura contra nosotros mismos. Recuerdo bien aquellos días. Recuerdo explicar a algunos de los nuestros el absurdo de censurar a NUESTRO gobierno. Todos sabían que éramos la parte más activa y decisiva de la Junta y que por tanto carecía de sentido censurar nuestra propia acción. Pero había quien, desde fuera de las Cortes, decidió que era un buen momento para las venganzas personales. Luis les creyó y se equivocó.

Esta legislatura hemos compartido oposición al que probablemente haya sido el peor gobierno que haya tenido jamás esta tierra. Un gobierno marcado por la indolencia de Mañueco y la intolerancia de Gallardo. Un gobierno que ha arrastrado a esta comunidad a uno de sus más oscuros momentos. Una comunidad con enormes problemas de viabilidad en sus servicios públicos, y en su propia existencia. Una comunidad asolada por una despoblación que amenaza la supervivencia misma de la administración autonómica.

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La polarización y el clientelismo han marcado esta legislatura inútil. Es por todo ello que es urgente construir una alternativa. Una alternativa que tiene que pasar forzosamente por una reconstrucción del PSOE autonómico. Pero he de decirles que no creo que eso vaya a ser suficiente y mucho menos si este se rinde al servicio de su estrategia nacional. Una estrategia profundamente equivocada e insolidaria.

Hoy, probablemente, algunos sonreirán satisfechos. Son los mismos que nunca han querido esta tierra para otra cosa que no fuera para continuar esquilmando sus arcas. Esperemos que esta comunidad consiga alguna vez desembarazarse de la «enredadera» de intereses clientelares que la han mantenido atada a una resignación que dura ya demasiado.

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Como le dije hoy mismo a Luis, le deseo suerte en aquello que emprenda y contará siempre con mi aprecio personal y mi respeto.

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