Rindiendo cuentas desde las Cortes de Castilla y León

Desde el comienzo de la legislatura en marzo de 2022 nuestra principal actividad es el trabajo en pleno y comisiones: 259 intervenciones en pleno y 352 en comisión. Más de 600 intervenciones en total. La mayoría de ellas queda en el olvido, pero suponen un ejercicio constante de control y representación, siendo el parlamentario con más intervenciones de toda la Cámara. Centenares de horas de preparación y escucha, decenas de horas de intervención para defender los intereses de la ciudadanía. Horas de las que, muchas veces, queda solo la anécdota.

784 expedientes parlamentarios llevan mi nombre desde que comenzó esta legislatura. Entre ellos se encuentran 25 solicitudes de comparecencia, la inmensa mayoría de ellas no atendidas por el gobierno, lo que refleja su nulo respeto por la tarea de control de la cámara. Más de un centenar de preguntas con respuesta escrita a los que se ha dado por lo general respuestas vagas, inconcretas y a menudo pintorescas, pero que han permitido un mínimo control de la labor del gobierno y una respuesta a los interrogantes ciudadanos sobre el funcionamiento de nuestro gobierno autonómico. 26 preguntas orales en pleno y otras 25 en comisión, más de la mitad de estas últimas también sin contestar y las del pleno lo son de aquella manera. Baste como ejemplo la forma de contestar a nuestra pregunta de cuántos médicos sin titulación ejercían en cada provincia y en qué centros, el consejero de Sanidad contestó: «en esta los precisos, en la otra los necesarios, en aquella los imprescindibles…». Toda una falta de respeto a la labor de control parlamentario que caracteriza la chulería del gobierno Mañueco. Más de 200 enmiendas a los presupuestos de 2023 de los que solo se aceptó una. Aún podemos considerarnos afortunados, fue la única que llego a aceptarse en aquel presupuesto. Una proposición de ley de derechos y garantías que está sufriendo uno de los episodios de filibusterismo parlamentario más llamativos de la historia del parlamentarismo español. Una venganza personal tan lamentable como simbólica de la preocupación del PP por los ciudadanos que afrontan sus últimos días.

A esta tarea hemos de añadir las decenas de enmiendas a los proyectos legislativos en marcha y toda la tarea de ponencia de estos. Atender a los ciudadanos y a los medios de comunicación complementan la tarea de un parlamentario. Más de 60 ruedas de prensa a lo largo de la legislatura y decenas de canutazos, entrevistas y atenciones inevitables para quien se debe al servicio público.

Toda una ingente tarea para la que no contamos con una dedicación completa nada más que seis meses al año. Los ciudadanos deberían saber que nuestras Cortes son prácticamente las únicas que no permiten a todos sus parlamentarios dedicarse a tiempo completo. Una anomalía que se debería corregir para evitar que a esto de la política autonómica solo puedan dedicarse funcionarios públicos.

No es mucho, ni poco. Esta es nuestra tarea y a ella debemos dedicarnos. Un honor y una responsabilidad que permiten que, en nuestro país y en nuestra comunidad, el poder no escape, o escape lo menos posible, al control de los ciudadanos. Son ustedes quienes cada cuatro años, o antes si Mañueco tiene una buena encuesta, quienes validan o no nuestra tarea. Esa es la razón de presentar, al menos, este mínimo balance. En sus manos queda.