Este jueves 13 de febrero cumple 90 años Marcelino Oreja Aguirre. Marcelino Oreja es un testigo clave en la historia española en los últimos 70 años y un personaje esencial de entre todas aquellas personas que construyeron la transición española hacia la democracia, partiendo de ... las ideas de reconciliación, democracia y respeto a los Derechos fundamentales, y una apuesta real por España en Europa. Desde el punto de vista profesional, Marcelino ha aunado tres facetas que hacen de él en el mundo público un auténtico renacentista. Diplomático de profesión, político por vocación y académico por convicción, partiendo del principio de que el deber de todo actor público es el de transmitir la experiencia y el saber.
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En 1960 Marcelino Oreja fue, con toda seguridad, el más joven jefe de gabinete de un Ministro de Asuntos exteriores español, responsabilidad que desempeñó durante diez años para convertirse en un actor clave de los movimientos que, desde los vencedores en la guerra, apostaban por la democracia y por Europa como única solución. Miembro fundador del grupo Tácito, fue Senador por designación Real en las primeras elecciones de 1977 y fue Ministro de Asuntos Exteriores del primer gobierno de Adolfo Suárez en 1977.
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M. F. Antuña
En estas funciones, Marcelino fue también un actor clave en nuestro acercamiento a Europa. Fue él quien envió, tras el primer Consejo de Ministros después de la de las elecciones de 1977, nuestra carta de candidatura al Consejo de Europa y a las entonces Comunidades Europeas.
Hoy, que la memoria tiene tan corto recorrido, conviene no olvidar quién ha contribuido fundamentalmente a que estemos aquí. Tras su paso como diputado y como una de las personas que aseguró la transición de UCD hasta el actual Partido Popular, Marcelino fue Secretario General del Consejo de Europa a mediados de los años 80, para a continuación convertirse en parlamentario europeo y comisario, primero de transportes en la última Comisión de Jacques Delors y luego responsable de cuestiones institucionales y de la Conferencia Intergubernamental que preparó el Tratado de Amsterdam bajo la Comisión Santer. He tenido el honor de ser miembro de su equipo durante aquellos años y puedo decir, no solamente en mi nombre, sino en nombre de todos aquellos cuya lista no repetiré aquí, porque me olvidaría alguno, que ha sido para nosotros siempre un jefe impagable y un señor: señor en la política, caballero en el trato con los demás y además un negociador talentoso de los que es capaz, con guante blanco, de acercar posturas y encontrar consensos, con su sólida formación jurídica y diplomática.
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Después de acabar su carrera política, Marcelino se ha dedicado al mundo académico, presidiendo el Real Instituto de Estudios Europeos en la Universidad de San Pablo CEU y presidiendo la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Es muy difícil resumir todo esto en pocas líneas y le pido perdón en primer lugar al propio Marcelino, quien, sin ninguna duda, me criticará por haber osado escribir estas líneas, pero desde aquí quiero decir que todos te debemos mucho Marcelino y estamos en deuda contigo, mucho más ante alguien tan apegado a Valladolid como tú mismo, antiguo alumno del Colegio San José. Y, como diría nuestro señor D. Quijote: «Es de bien nacidos el ser agradecidos»
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Un abrazo muy fuerte y continuaremos en la pelea porque España siga estando en el lugar central que le corresponde en Europa.
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