Posiblemente, como consecuencia de la atención prestada a las elecciones generales en España, nos están pasando desapercibidos los avances importantes en la construcción europea durante el curso 2022-2023 y que desembocarán, por un lado, en la Presidencia Española del Consejo de la UE, pero ... también, para el próximo curso, en las elecciones de la décima legislatura del Parlamento Europeo de junio de 2024. Esta novena legislatura ha sido especialmente problemática, pero al mismo tiempo, y como consecuencia de los retos que han surgido, tremendamente fructífera, especialmente desde la perspectiva de los avances federales que se están pasando por alto.
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Comenzó la legislatura con un aumento de la participación en las elecciones de 2019 al Parlamento Europeo y, con ello, una importante legitimidad democrática. Unos meses después de su inicio, surge la pandemia de la covid-19, que va a exigir decisiones llamativas para hacer frente a las consecuencias en materia de salud, pero también económicas, políticas y sociales, especialmente el Plan de Recuperación y el Fondo de Nuevas Generaciones, que va a ser un avance general de facto sin precedentes.
Al mismo tiempo, el 1 de febrero de 2020 se produce la retirada definitiva del Reino Unido de la Unión Europea. Esta cuestión, que planteaba para algunos un gran problema, se convierte en una oportunidad para que la Unión Europea avance de forma considerable. Hubiera sido imposible avanzar si el Reino Unido hubiera estado dentro, desde la duplicación del Marco Financiero Plurianual 2022-2027 hasta las medidas en torno a la covid-19 y el pasaporte que se adopta de una forma rápida y que va a tener grandes efectos. También, la agresión rusa a Ucrania desde 2022 va a producir efectos económicos adversos, pero, al mismo tiempo, va a ayudar a que la Unión Europea tome medidas al unísono y aumente la cohesión entre los Estados miembros y se fortalezca su política exterior.
Son menos conocidos los avances que se están dando durante el último curso 2022-2023 que, sin embargo, a mi juicio, son de enorme trascendencia: la puesta en marcha de la Comunidad Política Europea en octubre de 2022, en Praga; la progresiva comunitarización de la política exterior e incluso de la de defensa a lo largo del segundo trimestre de 2023; la reconsideración de la ampliación a los países balcánicos y a Ucrania, a Moldavia y a Georgia, entre otros; el incremento de los paquetes de las sanciones a Rusia; el aumento de la cohesión económica y social a lo largo de las reuniones del Ecofin; la posibilidad, de cara ya a la Presidencia Española, de reforzar el Pacto de Migración y Asilo; y la renovación e intensificación de las relaciones CELAC-UE; entre otros.
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Es decir, este curso ha complementado los avances de los años anteriores y mejorado la cohesión interna y la cohesión internacional de una forma considerable. Sin embargo, ha pasado bastante desapercibida en los medios de comunicación, en donde se ha puesto el acento más en las incertidumbres que en los logros, sobre todo, en los avances federales de hecho.
En este sentido, por ejemplo, en apenas un año es una realidad la Comunidad Política Europea. Después de la primera cumbre en octubre de 2022 en Praga, que por primera vez reúne a 44 primeros ministros del continente haciendo frente al futuro. La segunda cita fue en Moldavia, en las cercanías de Chisinau, en dónde se consolidó ese método y donde además se hicieron seminarios bilaterales, tanto en un caso como en el otro, para resolver distintos conflictos como el de Armenia y Azerbaiyán por Nagorno Karabaj o el de Kosovo y Serbia, entre otros varios. La próxima reunión será en Granada el 5 de octubre de 2023, donde habrá que darle continuidad a esta fórmula de gran interés, donde los presidentes cara a cara plantean los desafíos actuales. Indudablemente, en la próxima reunión el tema más importante será Ucrania y habrá que buscar la forma de involucrar, aunque sea de forma indirecta, a América Latina. Es decir, los avances de este método confederal, intergubernamental, son compatibles con los avances federales que la Unión Europea ha ido dando en estos meses y a los que tendrá que hacer frente en la siguiente legislatura.
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Otro de los temas que está pasando desapercibido es la progresiva comunitarización de la política exterior y de la política de defensa. Especialmente creíamos que las sanciones iban a limitarse ya que Hungría y otros países iban a bloquearlas. Sin embargo, en la práctica ha ocurrido que, a través de la aplicación de la abstención constructiva, Hungría ha evitado el veto y los últimos paquetes de sanciones, hasta llegar al undécimo, se han conseguido por este método, el cual va a tener repercusión tanto en el apoyo a la legítima defensa ucraniana como en la cohesión de la política exterior europea. Al mismo tiempo, el hecho de que el Comisario francés de mercado interior haya sido el que ha hecho las propuestas en materia de defensa para ampliar la compra de armamento a través del Fondo Europeo para la Paz y otros métodos, ha permitido que las decisiones de política de defensa no se hayan aprobado por unanimidad, sino por mayoría cualificada.
A la luz de estos y otros avances, quiero resaltar que la legislatura está acabando en términos muy positivos y progresando hacia una Europa más federal, ya que es imprescindible, tanto desde el punto de vista interno como desde el punto de vista internacional. Por ejemplo, las declaraciones recientes de Mario Draghi de finales de julio, que cree que es fundamental la reforma de los Tratados para avanzar en el modelo federal.
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Por ello, el curso empezará preparando las elecciones para la décima legislatura. Si bien a nivel europeo no se puede decir nunca que es la definitiva, ya que como decía Ortega «Europa es camino y no posada», sí se tendrá que dar el paso definitivo para reforzar la cohesión interna y fortalecer la nueva gobernanza a nivel internacional que, en un momento de debilitamiento del multilateralimso y la tendencia al enfrentamiento entre bloques, es más necesaria que nunca. Sobre todo, ante la debilidad norteamericana por la crisis política interna en los Estados Unidos.
Tiene que ser el momento de la Federación Europea, en los términos que anunció tres veces Robert Schuman en su famosa declaración en 1950. Este último año es un paso más en la federalización de facto. Ahora, hace falta la federación de iure, a través de la reforma de los Tratados. En esta dirección, es imprescindible que en la reunión del Consejo Europeo de diciembre en Presidencia española haya una declaración solemne en este sentido.
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