El viaje es salvación, nunca definitiva, pero no conozco otra. ¿Es ciento que a la vejez se opone la aventura? Todo es válido para huir de la desesperación. Hay múltiples razones para marcharse constantemente. El mundo está abierto al conocimiento y a la emoción que ... aquí ya no florecen. Además, aunque la aventura se cobra un elevado estipendio, la propia vida, ello es preferible a este no vivir.
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La aventura se vive, paso a paso, sin perderse ningún sinsabor, todos los placeres y el largo tiempo del aburrimiento. La aventura está tejida con hilvanes y sopor. Y hay un momento de la verdad en que la aventura alcanza su desenlace y en ese instante la aventura es la necesidad de llegar a viajar al morir, que es el final de toda aventura.
Vivimos a vueltas con el cansancio de rodar sin fundamente. La única sustancia está en el viaje en sí mismo. No es tan mágica la aventura como la hemos soñado en tantas y tantas jornadas de desventura y palidez de sentimiento. Mañana en algún lugar del mundo, nos citaremos con la diosa fortuna. No hay indecoro ninguno en viajar sin sentido. Peor es permanecer quieto como si la vida tuviera sentido alguno.
No es fácil ser débil y mal educado cuando se malvive errante por las ciudades. La vida poco a poco agota las reservas, cualquier pequeñez constituye una sorpresa estimulante. La vida en su totalidad torna en continua sorpresa ante la cual el ser se endurece ante cada hecho, para así preservar su sensibilidad.
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